Aunque no te pueda verMuestra

Una de las luchas más grandes de la fe es actuar sin ver nada. Los seres humanos nos guiamos por lo que vemos, oímos y sentimos; y es por eso que siempre necesitamos ver todo. Hay un dicho muy popular que dice: “hasta no ver, no creer.”

Eso fue lo mismo que le sucedió a Tomás cuando Jesús resucitó. Tomás no podía creer lo que estaba frente a él. No bastó con ver a Jesús, sino que también tenía que tocar sus heridas para poder creer.

Nuestra fe debe ser firme. Debemos ser capaces de hacer a un lado la razón y dejar que la obra del Espíritu Santo produzca el fruto de la fe en nosotros. Nuestra fe nos lleva a confiar en Dios aunque no podamos verlo. Aunque nuestra mente nos diga que él no está actuando, o que está dormido mientras nosotros nos ahogamos.

Al principio mi fe me decía que siguiera orando por un trabajo, pero mi lógica me decía que sería difícil conseguir uno. Recuerdo cada noche irme a dormir preguntándole a Dios cuándo sería el día en que respondería mis oraciones. Cada mañana me levantaba lleno de fe confiando en Dios y cada noche me iba a la cama pidiéndole a Dios una respuesta.

Dios está con nosotros pero solo a través de nuestra fe podremos caminar y creer como viendo al invisible.