Con Asombro y AdmiraciónMuestra

Asombrados por Dios

El teólogo Arthur Pink dijo una vez: «Feliz el alma que se ha asombrado ante una visión de la majestad de Dios». ¿Has experimentado alguna vez a Dios de tal manera que te hayas sentido totalmente abrumado y completamente maravillado?

Alrededor de 2006, estaba hablando en un campamento. Se suponía que la oración tenía lugar cada noche durante hora y media. La capilla estaba abierta antes del culto, antes de que entraran todos los estudiantes. Cuando entré, no había nadie. Tenía cien cosas en la cabeza. Caminé hacia la plataforma. Sonaba música de fondo. Oí la letra: «Que sople el viento. Que caiga el fuego. Que descienda la gloria». En ese momento estaba en modo de preparación; no estaba preparado para la oración. Pero mientras caminaba, mi paso se volvió más lento. La gloria del Señor llenaba el ambiente. Cuando llegué al frente de la sala, caí de rodillas y empecé a llorar. Dios estaba en la sala. Era casi como si me hubiera estado esperando. Fue tan poderoso. Nunca olvidaré la presencia de Dios aquella noche.

Cuando Dios se da a conocer, la gente responde de muchas maneras diferentes. Algunas experimentan, un sentimiento de profundo agradecimiento, alegría, paz, llanto, una sensación de profundo asombro, admiración y reverencia. Podríamos llamarlo temor santo. El pastor Tim Keller describe el temor santo, o temor del Señor, como el asombro y la admiración ante la grandeza y el amor de Dios. Añade que cuando vemos correctamente a Dios por lo que es, y discernimos lo que Dios quiere, entonces nuestra respuesta a Él solamente puede ser de asombro y admiración. Experimentaremos el tipo de asombro que lleva al arrepentimiento y a la obediencia.

Dichosa el alma que se ha maravillado al contemplar la majestad de Dios. Dios es nuestro Creador, Proveedor, Sustentador y Redentor. Dios es majestuoso en santidad, poderoso en poder, completa e incomparablemente capaz. Es el hacedor de caminos que obra maravillas. Es plenamente digno de toda nuestra adoración, atención, lealtad y afecto. Sólo Él puede satisfacernos. Tan sólo Él puede llenarnos. No sólo provee, sino que nos da generosamente más de lo que necesitamos. Amor inconmensurable. Esperanza innegable. Gracia inmerecida. Misericordia inconcebible. Compasión incomprensible. Poder inconcebible. Él es completamente trascendente, omnipresente, omnipotente y omnisciente.

Señor, necesito recordar quién eres tú. Te adoro. Abre mis ojos para ver tu majestad.