Expectativa vs RealidadMuestra

Se supone que debería estar maquillada, y tener una conexión inmediata con mi bebé. Pero ninguna de estas cosas sucedió, al menos no a mi.

Cuando me convertí en mamá por primera vez corrimos con mi esposo al hospital con contracciones que me indicaban que era el momento. Una noche fría de junio, sentía que el corazón se me salía del pecho; al fin iba a conocer a mi soñada bebé. Pero en todo el proceso de ver nacer a mi bebé y sobrevivir la primera noche como mamá; terminé despertando con ojeras, y cierto nivel de frustración. No me había conectado emocionalmente con mi bebé, al menos no había tenido “tiempo” de hacerlo.

Para algunas madres es un proceso, para otras es automático.

Los planes de Dios para tu vida son de bien y no de mal. A pesar de que parezca que a tu alrededor todos lo hayan logrado, y tu aún te sientas perdida, Sus planes no cambian.

Tus hijos cambian continuamente, los niños son adaptables (se adaptan a lo que les vas enseñando).

Y de esa manera tenemos que predisponer nuestro corazón, en fe para confiar que los planes de bien que tiene Dios para nuestra vida se van a cumplir.

Sí tus hijos son pequeños y parece que en cuanto se despiertan se abre una licuadora dentro de la casa, Dios tiene planes de bien.

Sí tus hijos ya han crecido, y a veces te bloqueen en sus redes sociales. Dios tiene planes de bien.

Cree y ora por Sus planes. Porque Sus planes no cambian desde el inicio de tu maternidad; Sus planes prevalecen.