La VerdadMuestra

La verdad de lo que escuchamos

No hace mucho tiempo, el mundo entero fue conmocionado. Llegó un nuevo virus mortal que sacudió los sistemas de salud de todas las naciones y muchas personas murieron sin distinción de edad, género o raza.

En ese momento de la historia los medios de comunicación fueron fundamentales para guiarnos a tomar las medidas necesarias conforme a la información de salud disponible.

Desafortunadamente, como parte del sistema de este mundo caído, los medios con frecuencia son sensacionalistas y en lugar de informar, propagan mensajes de temor, desesperanza y fatalidad. El mundo ha decidido sacar a Dios de su vida, y lo que vemos y escuchamos en los medios es consecuencia de esa decisión: muerte, temor, pobreza, sin que haya manera de escapar. Verdades que mienten y que te hacen perder el rumbo.

Los que creemos en Jesucristo y que hemos tomado una decisión de seguirlo, no podemos perder de vista nuestro propósito. Hemos sido llamados para ser luz en medio de la oscuridad, para traer esperanza en momentos de desaliento y para dar a conocer a Aquél que nos llamó de las tinieblas a luz, en quien no hay mentira ni sensacionalismo, sino verdad y amor.

Es de Jesucristo de quien debemos hablar. Si bien la realidad no se puede cambiar, tenemos la confianza de que Él es poderoso, de que es nuestro proveedor, de que sana al enfermo, de que resucita muertos, de que da nuevas fuerzas al cansado y de que nos da la oportunidad de tener vida eterna. Podemos estar confiados en Él porque Él hace posible lo imposible y sus planes para nuestra vida son de bien.

Cuando ponemos los ojos en Él, en lugar de en nuestras circunstancias, la perspectiva de nuestra realidad cambia porque podemos vivir sostenidos por sus promesas sabiendo que las cumplirá. Podemos verlo actuando en medio de nosotros, y cuando lo compartimos con alguien más, vemos vidas transformadas y su amor y su misericordia por nosotros una vez más en acción.

Señor, gracias por haberme alcanzado. Te pido perdón si en lugar de poner mis ojos en ti me he dejado llevar por lo que escucho y veo. Hoy decido fijar mi mirada en ti y creer en tus promesas, sabiendo que tú eres suficiente para mi vida porque soy tu hijo y me amas.