Un Corazón SanoMuestra

El tesoro de tu corazón

Cuando era niña recuerdo que mi abuelo me contó que su pastor le decía: “Si quieres conocer porque tu vida está como está, cuelga una grabadora a tu cuello al inicio de tu día, y en la noche escucha todo lo que hablaste, y conocerás la respuesta”. ¡Qué fuertes estás palabras! Pero qué importante es darnos cuenta que lo que hablamos es el resultado de lo que hay en nuestro corazón.

En Lucas 6:45 dice lo siguiente:

“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca".

Este pasaje no habla de comportamiento, habla de la mayordomía de nuestro corazón. ¿Qué estás atesorando en él?, esa es la pregunta que necesitamos responder. Si podemos entender que nuestra vida siempre será el resultado de lo que hay en nuestro corazón, seremos muy intencionales en revisar lo que permitimos que este en él. Proverbios 4:23 menciona que: “Sobre toda cosa guardada guardemos el corazón”, quiere decir que, sobre lo más preciado cuides tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida. La palabra guardar en hebreo significa “poner un cerco”, es como si en la casa en la que vives tienes un cancel y tú como dueño determinas quién entra y quién no, sucede lo mismo con nuestro corazón. Quieres conocer como está tu corazón, necesitas atender a lo que hablas, si constantemente te quejas, o hablas mal de otros o platicas la ofensa, es porque has decidido atesorar eso en tu corazón, y Dios quiere llevarte a una total libertad, porque si tu corazón está sano todo en tu vida expresará esa sanidad.

El rey David oraba y le daba permiso a Dios de revisar su corazón y le pedía que le ayudara a ver si había almacenado algo que no estuviera produciendo vida, de la misma manera puedes hacerlo, recuerda que el Espíritu Santo esta para ayudarte, y si cambia lo que atesoras, por consecuencia cambiaran tus resultados. Tu diseño en Dios es experimentar vida en todas las áreas, no aceptes algo menos que eso, eres amado, acepto y adoptado por Dios.