Siete oraciones sencillas diariasMuestra
"Haz mi corazón feliz en ti"
“Alegra el alma de tu siervo, porque a ti, oh Señor, elevo mi alma” (Salmos 86:4, LBLA).
Los humanos no fueron creados solo para ser rescatados del pecado, sino para ser inundados con gozo en el Rescatador. El pecado interrumpió el plan final de Dios para nosotros; no lo creó. Jesús no solo es una tarjeta para salir de la cárcel, sino un Salvador y Tesoro para la obtención de la alegría eterna. Dios nos hizo para demostrar su valor al hacernos felices en Él; no solo colocándonos en el cielo, sino dándose Él mismo.
Dios nos ordena tener esa clase de alegría en Él. Pero cualquiera de nosotros que lo haya intentado sabe que no podemos ponernos el gozo como nos ponemos un par de pantalones. Algo sobrenatural tiene que suceder en nuestros corazones, y lo sobrenatural solo sucede de una forma: con la ayuda de Dios.
Sin importar lo que estemos pasando o cuán lejos se sienta la felicidad, nunca nos conformemos con algo menos que el gozo en la vida cristiana, y nunca asumamos que lo encontraremos sin pedírselo a Dios.
“Alegra el alma de tu siervo, porque a ti, oh Señor, elevo mi alma” (Salmos 86:4, LBLA).
Los humanos no fueron creados solo para ser rescatados del pecado, sino para ser inundados con gozo en el Rescatador. El pecado interrumpió el plan final de Dios para nosotros; no lo creó. Jesús no solo es una tarjeta para salir de la cárcel, sino un Salvador y Tesoro para la obtención de la alegría eterna. Dios nos hizo para demostrar su valor al hacernos felices en Él; no solo colocándonos en el cielo, sino dándose Él mismo.
Dios nos ordena tener esa clase de alegría en Él. Pero cualquiera de nosotros que lo haya intentado sabe que no podemos ponernos el gozo como nos ponemos un par de pantalones. Algo sobrenatural tiene que suceder en nuestros corazones, y lo sobrenatural solo sucede de una forma: con la ayuda de Dios.
Sin importar lo que estemos pasando o cuán lejos se sienta la felicidad, nunca nos conformemos con algo menos que el gozo en la vida cristiana, y nunca asumamos que lo encontraremos sin pedírselo a Dios.
Acerca de este Plan
La falta de oración es el enemigo de la verdadera felicidad. Despertamos cada día, decimos las mismas oraciones y nos preguntamos por qué no se siente más real, que cambie nuestra vida. Podemos sabernos de memoria el Padrenuestro, pero esos cinco versos no son la única guía que nos ayuda a orar. Este devocionario contiene siete simples oraciones diarias sacadas del Salmo 86 para llevarte a otro nivel de oración.
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Nos gustaría agradecer a Marshall Segal, gerente editorial de desiringGod.org en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.desiringGod.org y www.elcentronetwork.com