¡No le temas al desierto!Muestra

¿Puedo creer que Dios me dará la victoria?

Veamos la historia de la conquista de Jericó en Josué 6:1-20.

- Conquistar la ciudad de Jericó hacía parte de la conquista de la Tierra Prometida, pero esta ciudad estaba rodeada de muros que los habitantes habían levantado.

- Dios le dice a Josué que Él ya le ha dado la victoria, aunque la batalla parecía imposible de ganar a los ojos humanos.

- Lo que Dios estaba pidiendo a Josué no era fácil, requería muchísima fe. Josué no tardó en hacer lo que Dios le pidió. Muchas veces nuestra demora en obedecer a Dios demuestra que no le creemos.

No podemos huir de la vida, y la vida inevitablemente trae sufrimiento, pero no hay mejor consuelo que saber que Papá nos acompaña en toda situación. Él es la única protección que necesitas: “Con sus plumas te cubrirá y con sus alas te dará refugio. Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección” (Salmos 91:4 NTV).

Confiar en Dios en medio de nuestro dolor significa que aceptamos las circunstancias y estamos seguros de que Él nos acompaña en medio de nuestro sufrimiento. Es deleitarnos en Su amor y Su soberanía, y reconocer en nuestro corazón que Él usará todo para bien.

Es en el desierto cuando conocemos la fidelidad de Dios. Es cuando, a pesar de que todo alrededor se vea mal, decidimos tener fe de lo que Él es y de lo que promete en Su palabra. Recuerda, Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta; lo que Él dice lo hace y lo que promete, lo cumple (Números 23:19). Dios quiere que veas el cumplimiento de Sus promesas, pero es necesario que pases por el proceso, como dice Itiel Arroyo en Incendiario: “La vida no se trata de esperar a que pasen las tormentas, sino de aprender a bailar con Dios bajo la lluvia”.

Recordemos este versículo tan poderoso: “A todos los que se lamentan en Israel les dará una corona de belleza en lugar de cenizas, una gozosa bendición en lugar de luto, una festiva alabanza en lugar de desesperación. Ellos, en su justicia, serán como grandes robles que el Señor ha plantado para su propia gloria” (Isaías 61:3 NTV).

Recuerda, tú haces tu parte, y Dios hace la de Él. Porque como dice Joyce Meyer en El Campo de Batalla de la Mente: “La incredulidad nos mantendrá «viviendo en el desierto», pero Jesús ha proporcionado un lugar permanente de reposo, uno que puede ser habitado sólo mediante el vivir por fe”.

Oración guía: Papá, gracias porque hoy veo tu fidelidad. Hoy comprendo un poco más tu amor, hoy decido confiar plenamente en tu soberanía. Te pido, Señor, que sigas caminando conmigo de la mano. Líbrame de cada una de mis batallas. Yo sé que estás conmigo. No tendré miedo porque tú me darás fuerzas y me ayudarás, me sostendrás con tu diestra victoriosa como dice Isaías 41:10. Espíritu Santo, nunca te alejes de mí, sin ti no tengo nada. Atraviesa conmigo el desierto cada día. En el nombre de Jesús, amén.

Canción recomendada para hoy: Profundamente te amo - Su Presencia

¡Importante! Esto no termina aquí, conquistar tu tierra prometida es un proceso que debes llevar de la mano del Señor diariamente, así que no te desanimes, recuerda que Él nunca te abandonará. ¡No intentes correr! Dios no te está presionando para atravesar con rapidez el desierto, sino con estrategia.

Reto adicional: Escribe a mano las promesas que Dios te ha dado en medio de tu desierto y pégalas en un lugar visible. Tal vez, algún día, el Señor te permita ayudar a otros que están pasando por una situación similar; y esos versículos serán tu sustento. Eso sucedió conmigo, también puede suceder contigo.

Te bendigo en el nombre de Jesús,

Sabina Mora

Hadassah Sisterhood

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