Metamorfosis maternalMuestra

Los días son intensos; claro que criar hijos es una aventura. La casa entera sufre metamorfosis: ropitas pequeñas, toallitas higiénicas, crayones, medias de todos los colores.

¡Si tan solo pudiéramos escucharnos! Le estamos dando forma a nuestro carácter de mamá.

Las mujeres somos multifacéticas, pero esa no debe ser una excusa para nuestra integridad.

No podemos estar sentadas tomando un café con una amiga, mientras levantamos la voz a nuestro hijo de 2 años que no consigue controlar sus emociones en medio de un café. Claro que nuestros hijos necesitan limítes, pero claro que nuestras otras relaciones también. Pero empezando con nosotras mismas, necesitamos el límite de no alimentar nuestra maternidad de queja, frustración y amargura. Son pequeños fuegos que, con el tiempo, producen incendios: impaciencia, grito, palabras hirientes y un sin fin de consecuencias que nunca quisiéramos ocasionar intencionalmente.

En medio de uno de estos caos, lloraba frustrada; no planeaba ser esta mamá, decía con la ceja fruncida y con un tono de voz áspero todo el tiempo.

Sí, mi cuerpo ha cambiado, pero mi carácter está deteriorado.

¡S.O.S. directo al cielo! Desde que Jesús resucitó, todas las mamás disponemos de esa conexión abierta, transparente e inmediata: la oración.

Oro para confesar mis pecados, oro para reconocer mis luchas, oro para contar lo que me pasa, oro por lo que siento, oro por sabiduría, oro para que su gracia cubra mis faltas, oro por nuevas fuerzas, oro para ver a mis hijos como Dios los ve.

La oración hace su parte en el proceso de metamorfosis, nos transforma de mujeres emocionales a mujeres de fe.

Oración

Gracias, Señor, porque cada vez que recurro a ti, puedo tener la certeza de que me oyes. De que me escuchas, y de que me liberas de la presión social con las palabras más liberadoras para el alma de una mamá: No te juzgo. "Vete y no peques más". Limpia mi corazón, Señor, sana mis heridas; y transfórmame en una mujer de fe, con un carácter y una mente transformada a tu imagen. En el nombre de Jesús, amén.