El Dinero Cae Del CieloMuestra
EL AFÁN
Según mi diccionario, la palabra “afán” se compone del término árabe fanâ que significa agotamiento por pasión.
El Apóstol Pablo utilizó esta palabra en su carta a los filipenses en el capítulo 4. Esta carta, es conocida también como la “carta del gozo”; pero no cualquier gozo. Pablo, en esta carta anima a los filipenses cristianos a tener ánimo, a orar, a tener paz y gozo en medio de las dificultades; lo curioso de esto es que Pablo escribe esta carta desde una cárcel en Roma. Él también está soportando dificultades, pero había aprendido a estar gozoso, así que, Pablo sabe de lo que habla.
Es un hecho que el afán trae agotamiento en todo sentido. Podemos entender también que el afán es hermano gemelo de la ansiedad. Es fácil caer cuando las dificultades nos rodean y no encontramos la salida, cuando sentimos que las opciones se nos acaban. El afán es para nuestra fe una bomba, no en sí la necesidad, sino nuestra actitud afanosa ante ella. No me dejarán mentir cuando digo que una mente afanada es impulsiva, distraída y peligrosa. Nos arrastra a querer tomar el control y hacer lo que sea con tal de acabar con la angustia, hace que perdamos el control de nuestras emociones y puede socavar las relaciones más importantes de nuestras vidas. Finalmente nos damos cuenta de que no logramos mucho con el afán y podemos perder aún más.
El afán hace que veamos el problema mucho más grande de lo que es, incluso puede tapar a Dios de nuestra vista si se lo permitimos. Con todo esto no quiero decir que las dificultades no ameriten nuestra atención y esfuerzo, lo que digo es que todo esfuerzo debe venir desde nuestra confianza en Dios y no desde nuestras propias fuerzas. Dejarle a Dios el control no significa sentarse y cruzar los brazos. Hay muchos ejemplos en la Biblia de hombres y mujeres que se afanaron por suplir por ellos mismos sus necesidades y sufrieron las consecuencias, por ejemplo, Sansón, el rey David, Ananías y Safira. El afán dice “Provéete de lo que necesites por ti mismo porque Dios se está tardando”. Es por eso que en estos momentos batallamos con Dios, el afán nos lleva a ver la fe como algo inútil, coloca en balanza a Dios y en el otro lado a nuestras necesidades.
Hijos han perdido a sus padres que por el afán de suplir todas las necesidades se esclavizaron a sus trabajos, por eso hay hijos con grandes pantallas en sus casas, teléfonos caros en sus manos, pero sin padres en casa que les provean de un hogar. Desde mis 9 años mi hermano y yo vivimos sin mamá. Ella, como madre soltera, trabajaba a veces hasta doble turno y al llegar a la casa estaba cansada y ni aún ese arduo trabajo bastaba para suplir todo lo necesario. Un costo alto, sin duda. Pero este es solo un pequeño ejemplo de cómo las necesidades confunden nuestras prioridades.
Dios es nuestro Proveedor, Él es capaz de suplir cualquier necesidad. Abraham experimentó al Dios Proveedor en medio de una situación peculiar. Vio cómo Dios de la nada suplió una necesidad, porque sí, Dios es el único que hace algo de la nada por eso merece toda nuestra confianza. Cuando con temor le entregas el control al Señor y aprendes a descansar en Él, Él a cambio te da la paz que sobre pasa todo entendimiento. Al principio es difícil dar ese paso al aire; pero al caer Su mano te sostiene.
Acerca de este Plan
Este plan es un acción de gracias a Dios por toda su bondad, también es un agradecimiento público a mi familia, amigos y congregación que sostuvieron nuestros brazos con amor en momentos difíciles. Deseo que tú que leerás en estos cuatro días la Palabra de Dios, tu fe sea aumentada y robustecida.
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Nos gustaría agradecer a GABRIELA TORRES por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/evaelsalvador