Las Respuestas de DiosMuestra

Cuando Dios dice: ¡SÍ!

La palabra que más emoción y felicidad nos causa en muchas ocasiones es la palabra “SÍ”. Nos encantan las respuestas positivas, y más cuando vienen de Dios. Porque nos da seguridad, y porque sabemos que estamos dentro de su voluntad y en su tiempo perfecto.

Algunas mujeres de la Biblia recibieron un ¡SÍ! de parte de Dios.

Ana le pidió un hijo a Dios, y Él le dio al profeta Samuel.

Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgo Dios lo que pidió (1 Crónicas 4:10).

María y Marta le pidieron a Jesús que resucitara a su hermano Lázaro, y Jesús lo resucitó.

La mujer del flujo de sangre le pidió sanidad a Jesús, y Él se la dio.

¿Cuántas veces Dios te ha dicho que Sí? Me imagino que más de las que recuerdas. Dios te ama y quiere lo mejor para ti siempre.

Debemos agradecer las veces que Dios nos dice “SÍ” a nuestros deseos y peticiones. También debemos agradecer cuando nos dice “NO” porque de algo nos está librando, o necesitamos más tiempo para recibirlo. También debemos agradecer cuando nos dice “ESPERA” porque en esa espera Él nos va a preparar para lo que viene.

Él nunca se olvida de nuestras peticiones, el siempre está trabajando a nuestro favor. Todas las respuestas de Dios tienen un propósito que va de acuerdo con su bendita voluntad. Por lo tanto, sea cual sea la respuesta que recibas debes gozarte en el Señor. Además, sabemos qué si amamos a Dios, él hace que todo lo que nos suceda sea para nuestro bien. Él nos ha llamado de acuerdo con su propósito (Romanos 8:28).

Cuando la respuesta es “SÍ”

1- Agradece a Dios. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús (1 Tesalonicenses 5:18).

2- Alaba y glorifica su nombre. Señor tu eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros (Isaías 25:1).

3- Testifica sus bondades. Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas (Salmo 9:1).

Las respuestas de Dios son el propósito y su voluntad para nuestra vida, acéptalas.