Pensando pensamientosMuestra
La Biblia enseña en Proverbios. Capítulo 29. Versículo 5: “El hombre que adula a su prójimo tiende una red ante sus pasos”.
Ya hablamos acerca de la importancia de detenernos en nuestro camino para examinar nuestro interior y prestar atención a nuestros pensamientos. Además, hemos explorado cómo el Apóstol Pablo nos exhorta a abordar las situaciones de nuestra vida, desde una perspectiva bíblica antes de permitir que nuestras emociones y, por supuesto, nuestras palabras y acciones, tomen el control.
Uno de los elementos más importantes a considerar a la hora de evaluar nuestros pensamientos tiene que ver primero con prestar atención a la forma en que estamos hablando; porque en oportunidades, en lugar de bendecir (Decir- bien), maldecimos (Decir-mal). En lugar de construir, destruimos y en oportunidades, en lugar de animar, terminamos adulando, y de acuerdo con nuestro texto del día, la adulación es una forma de mentir.
Tal vez te preguntes: ¿Por qué la biblia es tan radical sobre este asunto? Bueno, porque la adulación es una forma muy sutil de traicionar. Verás, mientras que con la boca elogiamos de forma exagerada a alguien, en nuestro corazón, estamos deseándole lo peor, y en el mejor de los casos, las palabras no son del todo sinceras. Y aunque aparentemente la adulación suena a estímulo, lo que la Biblia enseña es que realmente es una trampa.
Pero, ¿cuál es la trampa? Tal vez te preguntes. Manipular es la respuesta, sobar al otro en su ego, hacer que se infle, para luego obtener lo que encubiertamente buscamos (Sal. 5:9). En contraste, el alentar al otro, con la verdad de Dios, es amor que aumenta la fe.
La pregunta final es: ¿Por qué debemos ser cuidadosos con esta forma de hablar? Pues, porque nuestra naturaleza pecaminosa siempre quiere ser alabada y admirada. En otras palabras, quiere la gloria que solo le corresponde a Cristo, nuestro redentor. Es tan sutil esto, que en oportunidades ni siquiera nos damos cuenta si la adulación que recibimos es falsa, porque al final no nos importa, deseamos que nos soben el ego, porque siempre queremos que nos digan que somos mejores a los ojos de los demás.
Me encanta saber que uno de los hombres más sabios de todos los tiempos, en su época de mayor lucidez, escribió lo siguiente en Salmo 32. Versículo 2: “Bienaventurado el hombre el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño". Y esto es lo que precisamente Jesús vio y elogió en Natanael. Jesucristo dijo en (Jn. Cap.1:47): “¡He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño!”.
Ahí está, lo logras ver. El mejor ejemplo nos lo da Jesús…El amor nunca halaga a los demás, elogia. Y la sabiduría nunca desea ser adulada, ella busca que reconozcamos o conozcamos al Señor en todos nuestros asuntos.
Recuerda, el verdadero amor en lugar de halagar, anima. En contraste, el pecado no es amoroso, ni sabio. Es adulador.
¡Medita en esto!
Acerca de este Plan
El Apóstol Pablo enseñó acerca de la importancia de pensar bíblicamente. Dando a entender que estamos llamados en Cristo a renovar y a transformar nuestros pensamientos, porque si pensamos de la forma correcta, sentiremos correctamente y al final actuaremos de forma consecuente a lo que Dios nos enseña en Su Palabra.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectar.conociendoadios.net/