EsperaréMuestra

Simplemente adora

La adoración nos permite regresar al lugar de origen. Fuimos creados por Él y para Él. En el Antiguo Testamento, la primera vez que se menciona la palabra adoración está fuera del contexto que normalmente conocemos como adoración. Aquí no encontramos música, no hay plataforma, no vemos palabras que hacen rima. El libro de Génesis relata la historia de Abraham, un hombre que va de camino a adorar a Dios y entregar a su hijo como un acto de obediencia. En este relato, la palabra adoración viene del hebreo שָׁחָה que significa postrarse, dar, rendido.

Es difícil, en nuestra connotación actual, entender que la palabra adoración se encuentre vinculada con una historia como esta, pero es en esta historia en particular que Abraham entiende que la adoración está vinculada con la obediencia, con recordar que la bondad de Dios es capaz de cumplir las promesas aún cuando caminamos en un sentido que parece totalmente distinto al camino que pensábamos que debíamos tomar. Abraham fue llamado el padre de la fe. Sabemos que la palabra "padre" implica "hijos" y en esta historia Abraham se dirigía a ofrecer a su hijo Isaac como sacrificio a Dios. Es importante resaltar que Abraham le dice a sus siervos: Esperen aquí porque el muchacho y yo seguiremos adelante para adorar y regresaremos". La fe de Abraham, en esta frase, indica que él entendía que adorar incluía reconocer la soberanía y poder de Dios.

La raíz de esta palabra hebrea habla de postrarse, esta es una actitud que debemos tener diariamente en nuestro caminar con Dios para entender que no se trata de nosotros, sino de Él. Dar nos permite ver que, cuando adoramos, estamos entregando a Dios cada área de nuestra vida; aún aquello que pensamos que es lo que nos va a llevar a nuestra meta, es dar nuestros logros, nuestros talentos, nuestros títulos y entender que de nada sirve cada uno de estos si Dios no está presente. Rendirse tiene que ver con creer que no son nuestras fuerzas, que no hay forma de alcanzar aquello por lo que se espera si obedecemos de manera selectiva.

El rey David escribió en un salmo: “bendice alma mía al señor y no olvide ninguno de Sus beneficios”. Hay momentos donde debemos recordarle a nuestra alma que Dios ha sido bueno y que lo seguirá siendo. En muchas ocasiones, adorar no será algo que salga naturalmente de nuestras vidas, especialmente cuando nos encontramos en un proceso de aflicción; pero será un acto de obediencia. En el salmo 86, David escribe una oración donde clama a Dios en un proceso de angustia. Sin embargo, en el mismo salmo, David recuerda que la bondad de Dios sobre su vida ha sido evidente en todo instante.

¿Qué tal si pausas por un momento y recuerdas las bondades de Dios? Estoy segura de que encontrarás más de una razón para seguir creyendo, para seguir adorando. Este devocional fue escrito para recordarte que Dios siempre llega a tiempo, que tendrás momentos cuando debas traer a memoria las bondades de Dios y sintonizar tu corazón a escuchar Su voz y obedecer a Su llamado. Que estés en un tiempo de espera no te incapacita para disfrutar tu caminar en Cristo. Dios no nos creó para simplemente alegrarnos cuando llegamos a la meta; disfruta el proceso y celebra cada momento de tu vida, levántate y recuerda que tu origen siempre está en Él y, si estás con Él, lo tienes todo.

Te invito a escuchar la canción que inspiró esta lectura en el siguiente enlace:

Apple Music:https://music.apple.com/us/album/esperare-feat-will-rivera-single/1677720962

Spotify:https://open.spotify.com/track/2uQse8dpP97wZm5Rrr0xWn