Cómo Liberarte De La Culpa Después De PecarMuestra

¿QUÉ ES LA CULPA?

Quiero que veamos tres formas en la que se puede describir. La Real Academia Española define la culpa como acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado. Es decir, por algo que hacemos o dejamos de hacer. La culpa teológicamente hablando, se refiere a pecado o transgresión voluntaria de la ley de Dios y psicológicamente causa una sensación de inconformidad con nosotros mismos, produce malestar y que pone en juicio nuestro propio ser, nuestra esencia, es un sentimiento de auto condenación.

Los expertos en psicología mencionan dos tipos de culpa: la culpa imaginaria y la culpa real. La culpa imaginaria es asumir responsabilidad por episodios que no pudimos evitar. Por ejemplo: “Si yo lo hubiera dicho” “Si me hubiera quedado callada” “Si no hubiera ido a ese lugar”..

En otros casos la culpa no es el resultado de algo que haces en el presente, sino de algo que hiciste en el pasado. Puede ser una época especifica en tu vida que aún no te abandona. A veces la culpa o el remordimiento es por toda una época, décadas o 7 años de tu vida. No sé, puede ser tu vida matrimonial o tu vida de noviazgo que echaste a perder, la carrera que abandonaste, el ministerio que no has iniciado, los fallos que tuviste como padre o madre cuando eran pequeños tus hijos, viste que crecieron e intentaste remediar lo que hiciste o dejaste de hacer en esa etapa de sus vidas y mientras más paso el tiempo más envejeció tú piel… pero más que la piel, tu alma se fue condenando a envejecer llena de culpa, algo así como un abuelo queriendo decirle a su hijo que ya no lo visita en el hospital que lo perdone por no haber sido un buen padre.

La culpa real es cuando tenemos que asumir la responsabilidad de lo que hicimos y tomar de manera sana los sentimientos que comenzamos a experimentar. Recuerda que este sentimiento de auto condenación es la mayor razón por la cual tendemos a postergar EL ARREPENTIMIENTO.

Este sentimiento negativo no nos permite ir a Dios y confesar nuestros sentimientos. Como te lo decía en uno de mis planes “Volviendo a Casa” hay una gran diferencia entre arrepentimiento y remordimiento, ya que puedes sentir remordimiento por una adicción al alcohol o a las drogas y seguir consumiendo, ver que se deteriora tu salud, tus relaciones personales, perder tu trabajo y aun así seguir consumiendo drogas, puedes llorar y sentir tristeza, pero no cambiar. En cambio, el arrepentimiento genuino, busca cambiar la manera de pensar, te aparta y lleva lejos del lugar que te está poco a poco e invisiblemente llenando de culpa la cual te impide volver a casa, la casa de tu Padre Celestial.

Quiero que te preguntes allí donde estás y de manera consciente, si alguna vez después de pecar has tenido pensamientos como: “Todavía no puedo pedir perdón, fue demasiado grave, Dios no me va perdonar” o “¿En serio crees que Dios te ama?”, “Eres un hipócrita”, “Deberías morirte”, “Ya Dios se cansó de ti” … estoy más que seguro de que has tenido estos o diferentes pensamientos de condenación. Lo sé porque por mucho tiempo me sentí culpable por mi pasado y sé como el enemigo ataca nuestra mente; Satanás desde tiempos antiguos opera de la misma manera, él es muy predecible y como es un ser predecible, he descubierto que el campo de batalla será en nuestra mente.

En los próximos días quiero retarte a que de una vez por todas dejemos la culpa. Te propongo que hagamos juntos un ejercicio de reafirmación en nuestra posición como hijos e hijas de Dios. Quiero que confesemos abiertamente quienes somos en Cristo Jesús y que pienses en lo que ha hecho Él por nosotros. En la parte final de cada día de este devocional te propongo que durante todo el día te digas a ti mismo lo que está escrito en las partes finales de cada día.

PENSAMIENTO PARA ESTE DÍA: “No mires cuántas veces has caído, sino cuántas veces Dios te ha levantado”.

Piensa que si estás leyendo esto en este momento, es porque Jesús quiere levantarte nuevamente, porque su amor por ti no ha cambiado, medita en esto durante todo el día y recuerda las bondades y las nuevas oportunidades que día tras día en tu vida te ha dado Dios. En el día de mañana nos adentraremos al campo de batalla, ¡tu mente!
Con amor Cris.