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El Plan De Dios Para Transformar NacionesMuestra

El Plan De Dios Para Transformar Naciones

DÍA 3 DE 8

Lo que Dios desea es recuperar el mundo.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que nos ha dado a Su Hijo, para que todo aquel que en Él crea, no se pierda más tenga vida eterna (Juan 3.16). Dios no quiere que el mundo se pierda, sino que sea restaurado, transformado y reformado. Y para esta tarea fue creada y encomendada la Iglesia, que es conformada por los hijos de Dios nacidos de nuevo. La creación aguarda con gemidos de dolor la manifestación gloriosa de esta Iglesia. La creación espera con gran impaciencia el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios (Romanos 8.19). Dios no amó de tal manera a su iglesia que envió a su hijo al “mundo”. Más bien, Dios amó de tal manera al mundo, que envió a su hijo, y constituyó a su Iglesia para manifestarlo. La Iglesia, igual que el Padre, es Iglesia si ama al mundo. No si lo odia, denuncia, aborrece, condena y espera irse de él. La naturaleza de la Iglesia, que es nacida de Dios, vence al mundo. Y es una victoria de amor y transformación. De reforma, por medio de las armas de luz, en la operación de la vida del espíritu.

Me refiero a amar al mundo en cuanto a la creación de Dios, del mismo modo que el Padre le amó y entregó a su Hijo. No me refiero a amar al mundo en tanto la alianza entre Satanás y la carne, por medio de la desobediencia y el pecado. A “ese” mundo debemos aborrecerlo y no amarlo (1 Juan 2.15).

El propósito de Cristo es que en la tierra se haga la voluntad del Padre, así como en el cielo (Mateo 6.10). No en una próxima vida o milenio, sino en la realidad presente de su eternidad. Ayer, hoy y mañana, el Padre espera que su voluntad sea hecha y se implemente en este mundo.

La voluntad de Dios no es salvar a la Iglesia. Sino salvar al mundo a través de la Iglesia. La Iglesia no somos el fin, sino el medio para alcanzar el propósito que desea el Padre, que es recuperar para sí todas las cosas que fueron creadas en Él, (Colosenses 1.16). La expresión todo es antónimo de nada. Es decir que “nada” puede ser dejado de lado cuando todo debe ser reconciliado con Cristo. Esta verdad expresa la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Individuos, familias, comunidades, naciones, sistemas (político, económico, salud, educación, justicia, medios, arte, tecnología, etc.). Todo debe ser alcanzado por la iglesia en obediencia a la voluntad de Cristo, reconciliado y transformado.

El Padre, el Hijo, el espíritu y todo su reino son eternos, celestiales, infinitos. La profundidad de esta verdad es imposible de ser comprendida por nuestra mente humana que es finita, temporal, terrenal y carnal. Por eso no podemos administrar los asuntos del reino de Dios con criterios y opiniones humanas (1 Corintios 2. 14-16). La manifestación del reino es un hecho espiritual. Opera en el ámbito del espíritu. Funciona a través de fe y de obediencia. Expresa la voluntad de Dios. Absorbe toda voluntad humana en la obediencia espiritual a la voluntad de Cristo. Y es por esta realidad, que sólo podemos ser iglesia si ya no vivimos nosotros, sino que ahora vive Cristo en cada vida de los santos (Gálatas 2.20). Habiendo sido purificadas nuestras almas por la obediencia a la Verdad, mediante el Espíritu de Dios para un amor sincero, entrañable y no fingido, como de renacidos (1 Pedro 1.22).

ORACION. Señor Jesucristo rendimos nuestra voluntad y nuestros pensamiento a la obediencia de tu voluntad. Nos rendimos a Ti para que puedas ser expresado por nuestras vidas, para que todo lo que hagamos te evidencie, manifieste tu naturaleza y sea reconciliado contigo, recuperando la forma original. Amamos tu verdad, deseamos traer avivamiento, reforma y transformación al mundo. Somos portadores de una poderosa esperanza. Y dar nuestras vidas como ofrendas de sacrificio vivo, santo y agradable a Ti es nuestro gozo eterno e indecible. Gracias. Amén.

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Acerca de este Plan

El Plan De Dios Para Transformar Naciones

El plan eterno de Dios es que Cristo sea manifestado en todo. Y que todas las cosas sean reconciliadas con Él. Tomando la forma original con que fueron creadas. Esto es una REFORMA. Y la Iglesia existe para cumplir ese mandato. Nuestro desafío es ser transformados por la mente de Cristo para transformar el mundo.

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Nos gustaría agradecer a Gastón Bruno por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.efop.com.ar/web/