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Al leer estas palabras, surge la pregunta sobre cómo nos estamos aferrando a nuestra propia manera egoísta de vivir. Es vital que reflexionemos sobre las áreas de nuestra vida en las que aún estamos anclados en nuestro propio interés y egoísmo. ¿Cuáles son esas actitudes, acciones o decisiones que nos alejan de seguir a Jesús de manera plena?
Jesús nos invita a dejar atrás nuestras propias motivaciones y seguirlo. Al hacerlo, nos despojamos de nuestra naturaleza egoísta y abrazamos una vida de entrega y amor al prójimo. Es un desafío constante, pues implica negarnos a nosotros mismos y renunciar a nuestros deseos para priorizar los propósitos y enseñanzas de Jesús.
En el relato de Marcos 8:27-38, vemos cómo Jesús advierte a sus seguidores sobre el sufrimiento y la persecución que enfrentarán. Pedro, en su impulso por proteger a Jesús de tales sufrimientos, es reprendido por el Maestro. Jesús le enseña que su perspectiva está centrada en lo humano y no en la voluntad de Dios.
A través de estas palabras, Jesús nos muestra que seguirlo va más allá de obtener beneficios terrenales. No importa cuánto éxito o reconocimiento obtengamos en este mundo si perdemos nuestra alma en el proceso. ¿Qué ganamos si ganamos el mundo entero pero descuidamos nuestra relación con Dios y perdemos nuestra conexión eterna con Él?
Seguir a Jesús requiere valentía y desapego de las cosas temporales. Puede implicar decisiones difíciles y sacrificios en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, al tomar nuestra cruz y seguir a Jesús, encontramos un propósito mayor y una vida llena de significado. Es posible que perdamos relaciones, oportunidades o comodidades, pero al hacerlo por amor a Jesús, estamos salvando nuestra vida eterna.
Es natural que nos sintamos intimidados ante los desafíos que se nos presentan al seguir a Jesús. Sin embargo, debemos recordar que tenemos una oportunidad invaluable para impactar nuestro destino eterno. Jesús nos asegura que aquellos que se avergüencen de Él y Su mensaje serán avergonzados cuando regrese en la gloria de Su Padre con sus santos ángeles.
En resumen, seguir a Jesús implica renunciar a nuestro egoísmo y tomar la cruz diariamente. No somos meros consumidores de Jesús, sino seguidores comprometidos que caminan por amor. Es una invitación a vivir una vida plena y significativa, alineada con los planes de Dios para nosotros. En cada decisión y situación, recordemos que la salvación es gratuita, pero seguir a Jesús puede costarnos algo en algún momento de nuestro viaje.
Reflexiona sobre estas preguntas:
- ¿En qué aspectos de mi vida estoy actuando de manera egoísta en lugar de seguir los mandatos de Jesús?
- ¿Cómo puedo tomar mi cruz diariamente y seguir a Jesús en las decisiones y acciones que tomo?
Escrituras
Acerca de este Plan
Descubre el significado de seguir a Jesús, experimentando Su misericordia y transformación. Exploramos confianza, sabiduría, provisión divina y amor incondicional. Abandonar el egoísmo y entregar nuestra vida por Jesús y el Evangelio nos desafía a vivir centrados en Él.
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Nos gustaría agradecer a Tu Iglesia por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.tuiglesia.org/