Ciudadanos Del CieloMuestra

¿Dónde está tu tesoro?

Una de las preguntas que debemos hacernos es: ¿Dónde está guardado mi tesoro? Jesús nos dice en Mateo 6:21 que "donde guardemos nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón". En otras palabras, aquello a lo que prestas más atención refleja las meditaciones de tu corazón. Otra cosa que debemos preguntarnos a diario es: "¿En qué estoy meditando?" y "¿Estoy viviendo para el cielo o para la tierra?".

Ahora bien, no hay nada malo en querer ser conocido, tener un buen coche o una casa grande. Pero, ¿están esas cosas por encima de tu relación con Dios? ¿Se han convertido en tu razón de vivir? Dios no está en contra de que quieras experimentar algunas de las cosas que la tierra tiene para ofrecer, sino más bien en contra de que pongas esas cosas por encima de Él en tu vida.

Lo que Dios quiere por encima de todo es poder utilizarte para la obra que está llevando a cabo en la tierra. Todo lo demás vendrá después, si está de acuerdo con Su voluntad, por supuesto. Pero debes saber esto: Dios no quiere que lleves el mundo a Su reino. Él quiere que tú lleves Su reino al mundo. Dios tampoco está interesado en que expandas tu propio reino. Por el contrario, Él quiere que le ayudes a expandir el Suyo.

Porque nuestro hogar está en el cielo, para eso debemos prepararnos. La Tierra es sólo una habitación de hotel. Y no sé tú, pero cuando entro en un hotel, no pienso decorar la habitación. Sólo vengo cargado con las pocas cosas que necesito para pasar mi estancia temporal. Claro, el hotel me proporciona un televisor, quizá una mininevera y, por supuesto, la ducha, pero no puedo llevarme estas cosas a casa. Lo que significa que no puedo encariñarme demasiado con ellas.

Del mismo modo, como pueblo de Dios, se nos ha dado todo lo que necesitamos para administrar sabiamente nuestro tiempo en esta tierra y lograr todas las cosas que el Padre quiere que logremos. En Su gracia, el Señor también nos ha bendecido no solo con lo que necesitamos, sino incluso con algunos de nuestros deseos. Aun así, debemos tener cuidado de recordar que este mundo no es nuestro destino final.

Dios tiene cosas especiales planeadas para nosotros en la eternidad. Con ese pensamiento en tu mente, permite que te ayude a desprenderte de aquello a lo que puedas estar apegado aquí, sabiendo que aunque "el cielo y la tierra pasarán, su palabra permanecerá para siempre" (Lucas 21:33).

Oración: Padre Celestial, vengo ante ti ahora, agradeciéndote por la capacidad de confiar en ti. A veces puede ser difícil dejar ir las cosas aquí en la tierra y esperar lo que no puedo ver. Pero te doy gracias y te alabo por guardarme. Por favor, ayúdame a almacenar para las cosas de la eternidad (las cosas que no cambiarán) y a mantener mis ojos en ti y en tu voluntad en todo momento. En el nombre de Jesús, amén.