Rut: Una pequeña gran historia de amorMuestra

Providencia, planificación y oración - Parte 1

Para muchas personas, leer la Biblia puede ser, francamente, un poco decepcionante. Ven a Dios hablando a la gente, pero nunca han oído Su voz. Ven ángeles entregando mensajes, pero todo lo que reciben son facturas en el correo. Ven a Dios hacer milagros en las páginas de las Escrituras, pero no en los problemas de sus vidas.

Para estas personas, Rut puede ser un libro muy alentador. En él, Dios nunca habla, no aparecen ángeles ni ocurren milagros. Todo el libro es dolorosamente ordinario: personas que entierran a sus seres queridos, se mudan a otra ciudad, luchan por llegar a fin de mes y tienen una compleja relación romántica.

En esta última escena, Booz quiere casarse con Rut y cuidar también de su suegra, Noemí. Sin embargo, para lograrlo, necesita quitar de en medio a un pariente que posee el primer derecho legal para redimir a estas mujeres y sus propiedades.

Así que, Booz llega a la puerta de la ciudad, que era el lugar central donde se tramitaban los negocios, se resolvían los asuntos legales y se establecían las relaciones sociales. Aquí, vemos algo similar a la llegada “casual” de Rut al campo de Booz (2:3), se revela una vez más la mano proveedora de Dios, ya que el mismo hombre con el que Booz necesitaba negociar el rescate de Rut “casualmente” pasó por allí poco después de que Booz llegara a la puerta.

Según la ley, en esta época, cuando la tierra se ponía a la venta, era preferible que la comprara un pariente cercano para mantenerla dentro de la familia (Levítico 25:25-30; Jeremías 32:6-12). El otro hombre que aquí se menciona, era un pariente más cercano a Noemí que Booz y, por lo tanto, tenía la primera preferencia para comprar la tierra. Así que, Booz presionó a este hombre para que tomara una decisión en ese mismo momento, si el hombre no quería o no podía, él estaría encantado de tomar su lugar, ya que también era un pariente de Noemí y por lo tanto sería capaz de otorgar redención, si se lo permitían.

En lugar de aceptar una respuesta que no deseaba o de quebrantar la ley para salirse con la suya, Booz optó por negociar con astucia y decantar la conversación a su favor con sabiduría y un inteligente regateo, a través de los cuales la mano proveedora de Dios pudo obrar para bien. Sí, Dios puede obrar a través de astutos tratos comerciales, razón por la cual Jesús nos dijo “sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas”.

Influido por la astucia de Booz, el hombre sin nombre se dio cuenta de que no podía permitirse comprar la tierra y cuidar de dos viudas y de los hijos que engendraría Rut. Así pues, el hombre dejó pasar la oportunidad de redimir a Rut y, al hacerlo, ¡permitió que Booz asumiera la primera preferencia! Esto demuestra que el problema de un hombre puede ser la princesa de otro.

Los presentes respondieron al discurso de Booz pidiendo la bendición de Dios para Rut, Booz y el niño que todos confiaban que Dios les daría en su matrimonio. En efecto, Booz brilla aquí como un redentor fuerte, valiente, sabio y astuto. Pudo hacerlo porque había procedido con integridad e ingenio profesional durante muchos años, lo que le permitió actuar con rapidez.

Jesús viene como nuestro gran redentor al que Booz se parece en muchos aspectos:

● Tal como Booz estaba emparentado con Rut y Noemí, así Jesús siendo Dios se hizo hombre para relacionarse con nosotros.

● Tal como estas mujeres no podían salvarse a sí mismas, así nosotros tampoco podemos salvarnos a nosotros mismos.

● Tal como Booz no estaba obligado a salvar a estas mujeres, así Jesús no estaba obligado a salvarnos a nosotros.

● Tal como Booz que redimió a estas mujeres, así Jesús nos redime a nosotros.

● Tal como Booz satisfizo las exigencias de la ley, así Jesús vivió sin pecado para satisfacer las exigencias de la ley de Dios.

● Tal como Booz pagó un precio personal para redimirlas, Jesús pagó el precio personal definitivo para redimirnos.

● Tal como Booz amó a Rut como a su novia, Jesús ama a Su iglesia como a Su novia.

● Tal como Booz compartió su tierra y su hogar con estas mujeres, así Jesús ha preparado un hogar eterno en Su reino para nosotros.

¿De qué te ha redimido Jesús?