Control poderoso

"Hermanos míos, no todos pueden ser maestros entre ustedes pues ya saben que Dios juzgará con más severidad a los que somos maestros" (St 3:1).

¿Te has puesto a pensar cuál es el músculo de tu cuerpo que menos puedes controlar? La realidad es que no son tus piernas o tus brazos, tampoco la cabeza. Sin embargo, el músculo más dañino y difícil de controlar es la lengua y con esto me refiero a lo que hablamos, decimos o enseñamos. Si alguna vez te ha tocado liderar un pequeño grupo de personas o grande, te has dado cuenta que la influencia que tiene el líder es imprescindible para la realización del proyecto o trabajo. Al igual te das cuenta que la comunicación que debe tener el líder cuenta, si él dice o comunica algo de manera asertiva los demás lo apreciarán y lo realizarán de la mejor manera. Sin embargo si este lo comunica de manera incorrecta habrá confusión y una mala ejecución de la actividad a realizar. Déjame ponerte un ejemplo, en mi universidad constantemente estuve en grupos de trabajo donde tenía que hacer exposiciones. No siempre tomé las mejores decisiones. Pero, un día me tocó liderar un grupo y hablar sobre el capital humano. Sin embargo, el concepto que yo tenía sobre ese tema era incorrecto, esto fue malo para mí y mi equipo ya que tuvimos que realizar más trabajo y por ello me gane un castigo. Trabajar de más por comunicar un tema de forma incorrecta.

Ahora déjame contarte algo. En los años 48 al 52 dC Santiago, el hermano menor de Jesús escribió una carta a personas judías dispersas por persecución. Escribió para animar y fortalecer a cristianos judíos que enfrentaron pruebas externas y falsas enseñanzas internas dentro de las congregaciones (St 3:1).

"Hermanos míos, que no se hagan maestros muchos de ustedes, sabiendo que recibiremos un juicio más severo".

Ahora me dirás: Bueno estamos en tiempos muy actuales, ¿por qué estás compartiendo esto?Mira, te explico: La enseñanza era una profesión de gran valor y respeto en la cultura judía. Muchos judíos que abrazaron el cristianismo quisieron ser maestros. Santiago detecta que, aunque es bueno aspirar a enseñar, la responsabilidad es muy grande porque de sus palabras y ejemplos surge la vida espiritual de los demás.

Entonces, quizás podamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cómo está progresado mi vida a los demás? Como al inicio mencionaba, meses pasados ​​cometí un error y eso afectó a otros, trayendo consecuencias.

¿Entonces recuerdas que el músculo más peligroso que menos controlamos es la lengua? Ahora, es importante tanto lo que decimos como lo que no decimos. La manera apropiada de hablar no es decir solamente las palabras correctas en el momento oportuno, sino que también incluye los deseos de querer decir lo que no se debe. Imagina un momento que estás en el primer siglo queriendo enseñar a hermanos en la fe que están en tribulación. Ahora, estás hablando a judíos, personas que conocían la Biblia. Sin embargo, Santiago dice no se hacen maestros muchos de ustedes, porque es algo de suma importancia, ¿Por qué? Esto es porque de manera directa los que los maestros enseñan trae una consecuencia en sus oyentes.

Contextualizándolo, estás en la iglesia, queriendo enseñar a otros y malinterpretas algún pasaje de la Escritura, eso es peligroso ya que traerá un juicio más severo a tu vida. Santiago les advierte no se hagan maestros muchos, mostrando que puede ser peligroso lo que hablamos.

Amigo y hermano, si estas conociendo las Escrituras, ¡esfuérzate aún más! El autor de esta carta no está diciendo que no compartas lo que la Biblia dice, la intención del autor es que tengas cuidado con lo que compartes. lLa Biblia es la Sagrada Palabra de Dios, poderosa. Si alguien se atreviere a cambiarla será castigado. Por ello, debemos con empeño escudriñarla, abrazarla, rumearla para entender con toda claridad su interpretación. El castigo no es para los oyentes en este caso, el castigo es para los maestros que no enseñan correctamente.

1. La Palabra de Dios es algo sagrado, digno de compartir, pero con cuidado; recuerda la santidad de Dios y la importancia de su Escritura. Cuidando así lo que compartes con otros prestando atención a ella.

"Pues no somos como muchos, que comercian la palabra de Dios, sino que, con sinceridad, como de parte de Dios, hablamos en Cristo delante de Dios" (2 Cor 2:17 NBLA).

2. También ten en mente que lo que se enseñe a otros tendrá un juicio más severo, ya que esto implica un posible peligro para tus discípulos u oyentes. No temas confía en que Dios te dar todo lo que necesitas para compartir Su verdad.

3. Esfuérzate con esmero para Estudiar la gloriosa Palabra de Dios, buscando así mostrar lo que Dios mismo quiere enseñar a través de ella. No es imposible, pero tampoco es fácil, recuerda que tienes la gracia de Cristo para acercarte a Él y pedir dirección (2 Tim 2:15).