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Ya no persigas al vientoMuestra

Ya no persigas al viento

DÍA 3 DE 4

Más pasos para una mentalidad eterna

Para tener una mentalidad eterna, ora para tener la perspectiva correcta. La oración te eleva por encima de tu circunstancia temporal y te ayuda a ver lo que no puedes ver. Jesús no oró para que los cristianos fueran sacados del mundo, sino para que fueran protegidos del maligno. Hemos nacido de nuevo, por lo que necesitamos orar y mantenernos en contacto con Dios para tener la perspectiva correcta. Como el salmista, que oraba para comprender lo efímera que es la vida, ora:«Señor, muéstrame el final de mi vida. Déjame contemplar mi obituario. Mi nombre figurará algún día en una lápida, así que permíteme vivir comprendiendo cómo quiero ser recordado. Déjame vivir pensando en la eternidad».

Adopta una postura de peregrino y forastero. Abraham, el padre de los fieles y uno de nuestros principales padres espirituales, era un peregrino; era un extranjero. Vivía en tiendas o carpas, una vida de nómada, desplazándose de un lugar a otro. Nunca se asentó, pero no perseguía el viento. Perseguía algo; perseguía a Alguien. Perseguía la presencia del Dios vivo. Por eso, Abraham se convirtió en el prototipo de todos los que se salvarían, hasta el punto de que se decía que los redimidos estaban en el seno de Abraham (Lucas 16:22, RV), porque él perseguía algo en la eternidad. Abraham tenía la mentalidad de que este mundo era temporal. Ni siquiera Canaán era su hogar permanente; buscaba una ciudad cuyos cimientos jamás fueran sacudidos.

Ver lo invisible. Hebreos dice que Moisés salió de Egipto porque vio a Aquel que es invisible. ¿Cómo lo haces? ¿Cómo ves lo invisible? El Dios invisible quiere ser conocido, por eso hace cosas que te permiten percibirle y comprenderle. Nunca verás a Rembrandt ni a Rafael, pero si visitas las galerías de arte de todo el mundo, podrás admirar sus cuadros. Las Escrituras nos enseñan que la naturaleza habla de la gloria de Dios. Hay un Maestro Artista, un Creador detrás de todo ello. Al ver lo visible, comprendemos un poco lo invisible. Pero para que comprendamos realmente al Dios invisible, según las Escrituras, tenemos que ver a Jesús, que es la imagen del Dios invisible. Jesús vino a este mundo para que pudiéramos ver cómo es Dios.

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Acerca de este Plan

Ya no persigas al viento

Salomón, el hombre más sabio y rico de la Tierra, descubrió muy tarde, que había malgastado su vida persiguiendo el viento. En un mundo sujeto a lo temporal y destinado a consumirse, los creyentes deben mantener su enfoque en lo que es eterno. Este plan devocional proporciona a los creyentes seis pasos para mantener un enfoque eterno, de modo que puedan marcar la diferencia para Cristo.

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Queremos dar las gracias a la Universidad Oral Roberts (ORU), en colaboración con El Centro Network, por facilitarnos este plan devocional. Para más información, visita: https://www.oru.edu/ y https://elcentronetwork.com