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Reformulando La Misión

DÍA 2 DE 5

Un Dios en Guerra

Este es un tema que existe desde los inicios de nuestra historia. Es muy evidente, en el Antiguo Testamento, que algo maligno y terrorífico ingresó a la creación que hizo Dios, y esa maldad se ha convertido en la peor amenaza (amenaza eterna) para toda la humanidad. Entendiendo esto, no importa el nombre que tenga (en hebreo, quemós o satán), no importa si es una batalla que inició antes de la fundación del mundo o que se está desarrollando en nuestros tiempos. Como estudiantes de la Biblia, como seguidores de Jesús, estamos convencidos de que ninguna fuerza maligna pudo o podrá jamás contra nuestro Dios.

Esto es muy claro, pero también enfático en el Antiguo Testamento. Este énfasis ha hecho que adoptemos una sólida base para nuestras creencias y convicciones cristianas. Sin embargo, al meternos al Nuevo Testamento, esta guerra llama fuertemente nuestra atención debido al tono que toma. Vemos a Jesús y sus ángeles obrando para Dios por una parte y, por la otra, a Satanás y sus huestes demoníacas con un sólo objetivo: impedir los propósitos de Dios, separar al hombre de Dios y llevar miseria, caos y destrucción al mundo.

En el evangelio de Juan, Jesús se refiere a Satanás como “el príncipe de este mundo”. Por lo tanto, el concepto es que él ha tomado al mundo y ejerce influencia sobre este. En Lucas 4, cuando Satanás afirma que se le fue entregado “todo dominio”, Jesús no discute con él; al contrario, da como un hecho sus palabras. En otra ocasión, Jesús menciona que es necesario “atar al hombre fuerte” para poder avanzar. Lucas añade (capítulo 11) que esto sólo se puede hacer si otro más fuerte lo vence. Esto es lo que Jesús vino a hacer. Su ministerio consistía en derrocar al hombre fuerte que domina este mundo.

Cuando vemos a Jesús sanando enfermos y echando fuera demonios podemos entender que su ministerio tenía ese fin: pelear y atar a ese hombre fuerte. El concepto que tenía Jesús sobre el dominio de Satanás sobre el mundo determinaba sus palabras y acciones. Para él, el reino de Dios era, claramente, abolir el reino de Satanás. Nosotros, como hijos de Dios y seguidores de Jesús, necesitamos entender que la misión no es una cuestión geográfica, no es una cuestión de razas o pueblos, no es una cuestión de años traduciendo una Biblia, sino que se trata de una tremenda batalla espiritual.

Dicho esto, piensa conmigo: ¿Cuáles son las armas que Dios te ha entregado para pelear esta batalla? ¿Estás formando parte activa de esta batalla utilizándolas? Cada segundo que respiras, hay vidas que nacen y otras que mueren. Si no tienen la oportunidad de escuchar sobre Jesús, tienen un boleto al infierno.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Reformulando La Misión

A veces, cuando hablamos de “la misión” el primer pensamiento que nos viene a la mente es África. Este no es un pensamiento equivocado, pero no es del todo único. Si exprimimos la Biblia como a una naranja, veremos que las gotas que salen de ella son gotas de nuestro Dios en una misión: la misión de reconciliar a la humanidad con Él por medio de Cristo, y es justo por este propósito que la Iglesia de Jesús tiene un rol clave.

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Nos gustaría agradecer a es.jesus.net por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://es.jesus.net/