Activa tu mente: DeseoMuestra

Cuando hablamos de concebir un deseo, es importante saber que Dios es un Dios que trabaja con metas, y no con procesos. Es decir, Dios no quiere que miremos el camino, sino el destino.

Fíjate en Abraham. Dios le dio una meta: “Y haré de tí una nación grande” (Génesis 12:2). Nota que Dios no le dice “cuándo” ni “cómo” se cumplirá esta promesa.

Es por eso que frecuentemente, animo a los que han concebido una visión: “No se cómo, pero se les dará”. Nuestro interés pasa por el “cómo”, pero Dios es un Dios que no revela el “cómo” ha de desarrollarse la visión, sino “qué” es lo que ha preparado para sus hijos.

Vivimos en un mundo donde todo parece ser relativo. Estamos sumergidos en una ola de tentaciones que nos hacen perder el camino. Alguien dijo que la vida era como aquella película que había comenzado hace 15 minutos. ¿Alguna vez has entrado tarde a una sala de cine? Nos preguntamos para situarnos quiénes son estos personajes, qué hacen allí, de qué están hablando. En síntesis, estamos perdidos. Pero esto debe a que nos hemos enfocado demasiado en el camino. Dios quiere que alces tus ojos, y visualices tu destino.

Dios trabaja con las metas, por tanto, nuestro deber no es descubrir el proceso, sino visualizar la meta. Ve paso a paso. Cuando concebimos un fuerte deseo en nuestro corazón, comienza la tentación de querer que las cosas sucedan en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, Dios espera que avancemos paso a paso bajo la dirección del Espíritu Santo.

Martin Luther King Junior dijo: “Cree, y da el primer paso por fe. No trates de mirar ni el primer escalón ni el último, solo empieza a caminar”. Los profesionales en cada área coinciden en que se necesitan por lo menos 10 años para alcanzar algo importante.

Por tanto, no te apresures. Si crees que Dios es quien te ha concedido el deseo, cree también que es Dios quien lo hará. “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6).