Callando los silenciadoresMuestra

Callando la duda

¿Dios realmente necesita que le hable a esta persona? ¿Qué pasa si lo que digo no tiene sentido? ¿Sé siquiera de lo que estoy hablando?

¿Suena familiar?

La duda puede ser paralizante, derivada de una combinación de miedo y lo desconocido. Si no se restringe, la duda hará que un creyente cuestione la validez de sus experiencias con Dios. Impedirá que uno evangelice con las Escrituras y el testimonio. La duda incapacita nuestra voz, pero la fe triunfa sobre la duda.

Piensa en la historia de cómo llegaste a conocer a Jesús. Piensa en cómo has visto suceder milagros en tu vida. Piensa en las oraciones que han sido respondidas, las visiones que recibiste, las formas en que Dios te ha hablado. Otros pueden dudar de estas experiencias tuyas, pero han sucedido de todos modos. Cuando abrimos la boca para predicar el amor de Jesús a través de estas historias acumuladas, la duda comienza a desaparecer.

Dios nos ha permitido vivir estas experiencias para agregar una perspectiva personal y autoridad cuando hablamos. Hay personas que están sufriendo, muriendo, desesperadas por esperanza y amor. No podemos permitir que nuestra duda les robe sus bendiciones. ¡Demos un paso de fe y confesemos en voz alta nuestra fe en Jesús!