Una natividad pascualMuestra

Yo estuve ahí,
hace más de 30 años,
es una de esas noches que no se olvida fácilmente.

Estaba arriba de la colina, observando las ovejas, cuando de repente todo se volvió tan claro como si fuera de día. Estábamos rodeados por coros de ángeles cantando "Gloria a Dios en las alturas" mientras nos decían que vayamos al pueblo.

Yo no se qué esperaba, pero no un bebé ni una madre que parecía de mi edad.
Pero, supimos, es difícil describirlo exactamente, pero este niño era magnífico, Dios estaba verdaderamente presente,
y María, ese era el nombre de la madre, me sonrió pensativa.

Nos mantuvimos en contacto y nos propusimos reunirnos cada tanto. Los últimos tres años más o menos habían cambiado todo, pero nunca pensé que vería esto; ¡El bebé que yo adoré se convirtió en un hombre y fue crucificado!

Mi corazón está roto. Yo tenía la esperanza de que Jesús era el Mesías, y María está convencida de que lo es, pero esto luce tan…¡definitivo!

Debo ir con María, podemos consolarnos entre los dos.

Este monólogo fue originalmente usado como parte de la liturgia de la Caminata del Testimonio del Viernes Santo, utilízalo con la Escritura que lo inspiró para reflexionar sobre estos dos eventos fundamentales.

¿Qué significa para ti la encarnación y crucifixión?