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Pascua Día 3: No más condenación

El Cordero de Dios quita el pecado del mundo. Es Dios quien nos da el Cordero, no tuvimos que hacer nada. Dios nos amó y Él decidió dar a Su Hijo para salvarnos. El pecado es aquello que nos hace sentir responsables por no hacer las cosas bien en la vida. La culpa es condenatoria, mas Dios quiere librarnos de nuestros pecados. Así como cuando nos acercamos a Él, arrepentidos, reconociendo nuestro pecado, es entonces cuando Dios nos limpia, nos transforma y nos hace nuevos y completamente libres.

Como te contaba el día de ayer, si somos capaces de abrir nuestro corazón a Dios y confesarle lo que nos está pasando, entonces Él podrá perdonarte. No hay más condenación en tu vida, de ahora en más podrás experimentar el amor y el perdón de Dios sobre tu vida.

Déjame recordarte que no hiciste nada para merecer esto. No sacrificaste a un cordero, ni derramaste su sangre. Lo que tenías que hacer era abrir tu corazón, el resto lo hizo Cristo quien dio Su vida para que seas salvo. Y eso es lo que recordamos en esta Pascua. Jesús fue el Cordero inmolado en la Cruz del Calvario quien dio Su vida para que podamos ser salvos y libres. Así como los judíos recordaban en Pascua la liberación de su pueblo, nosotros recordamos la liberación de nuestras vidas. Antes éramos esclavos y ahora somos nuevas criaturas gracias al Poder de la Resurrección.