Te necesito, SeñorMuestra

Me duele

¿Alguna vez has notado lo agotador que es el dolor físico? No solo tus nervios están alterados y en punta después de un día de dolor constante, sino que no tienes energía. El dolor constante te agota, y también lo hace el dolor emocional constante. No duermes bien, si es que lo haces, y eso te deja en un estado semi-zombie.

Cuando una parte de ti duele todo el tiempo, todos te duele: "La espalda me arde sin cesar: ¡no hay nada sano en todo mi cuerpo! Me siento débil y en gran manera agobiado; ¡mis quejas son las de un corazón atribulado! Señor, tú conoces todos mis deseos; mis anhelos no te son ocultos. Mi corazón se agita, me faltan fuerzas, y hasta mis ojos se van apagando" (Salmo 38:7-10).

Una de las metas de Dios para tu vida es desanimarte de enamorarte de la vida en la tierra. Este no es nuestro destino final. No estamos en casa aquí, la Biblia nos llama peregrinos y errantes. Desde el punto de vista de Dios, nuestro dolor no es desastroso si relaja nuestro control sobre nuestro dinero y nuestras cosas (que tendremos que dejar atrás de todos modos). El dolor también eleva nuestros rostros al cielo para llamar a nuestro mejor médico. Cuando venga con la liberación, entonces sabremos quién nos ayudó, no nos encogeremos de hombros o lo llamaremos coincidencia o suerte.

El dolor es mucho más soportable cuando no estás solo. Qué maravilloso de Dios enviarnos personas para ayudarnos a llevar la carga. ¿Alguna persona que sufre dolor hoy te necesita?