Te necesito, SeñorMuestra

Estoy cansado y sediento

Hay una razón por la cual la música blues es tan duradera.

Mira a tu alrededor en la oficina, en tu salón de clases, en las calles donde estás conduciendo, estás mirando a la gente cansada. La lucha diaria por sobrevivir es agotadora. Las decepciones y los contratiempos minan tu fuerza y te hacen más débil para el siguiente. La gente está cansada.

Ellos también tienen sed, sed de ser revitalizados, sedientos del Agua de la Vida. Sedientos de sentir que las cosas están funcionando para ellos en sus vidas nuevamente, sedientos de sentirse bien nuevamente, sedientos de ser amados, sedientos de gustarse a sí mismos nuevamente. El denominador común: la gente está sedienta de Dios: "Dios mío, ¡tú eres mi Dios! Yo te buscaré de madrugada. Mi alma desfallece de sed por ti; mi ser entero te busca con ansias, en terrenos secos e inhóspitos, sin agua" (Salmo 63:1). Cuando Jesús se describió a sí mismo a una mujer samaritana como el Agua de Vida, le estaba ofreciendo no solo el deleite infinito del cielo, sino el secreto para una vida feliz y satisfactoria ahora mismo.

A través de Cristo tenemos la seguridad del valor y la valía. Tenemos Su promesa de fortaleza espiritual y alivio del sufrimiento, perdón de nuestros pecados, protección contra el maligno y esperanza de un futuro mucho mejor que nuestro pasado.

Señor, te creo. Mientras tanto, ¿qué tal un pequeño sorbo de cielo, solo para seguir adelante? ¿Por favor?