[Kainos] El Gozo De La GenerosidadMuestra

Apertura a ser generoso

En la historia del cristianismo, nunca ha habido un sermón llamado «La alegría del egoísmo». ¡Eso nunca ha sucedido! Lo que sí se enseña a menudo es la alegría de la generosidad. Esto es lo que demostró el rey David. Trató de proporcionar los materiales y recursos necesarios para que su hijo, el rey Salomón, construyera un magnífico templo para Dios. Su visión era tan convincente que todos querían ayudar.

La Biblia nos dice que aquellos que aportaron para construir el templo de Dios incluía líderes en el hogar, líderes de Israel, líderes en el ejército y líderes en el gobierno. Dieron oro, plata, bronce, hierro y más. Todos los líderes participaron. La generosidad es una característica del liderazgo, puesto que demuestra lo que hay en tu corazón.

Dios desea obrar en nuestros corazones. Él quiere que demostremos generosidad al dar nuestro tiempo, atención, recursos y dinero. Jesús habla mucho acerca de dar en el Nuevo Testamento. Él sabe que nuestro dinero y posesiones pueden apoderarse de nuestros corazones, por lo que nos advierte contra tener una actitud egoísta. Una marca clave del liderazgo es la generosidad.

Si eres padre, sabes que hay una palabra que nunca tendrás que enseñar a tu hijo; esa palabra es «mío». Nunca ha habido un padre que coloque golosinas en una bandeja como recompensa, persuadiendo a un niño pequeño, «Di: mío. Di: mío. Vamos, di mío». Enseñamos a los niños a decir: mamá y papá, abuela y abuelo, hermano y hermana. Trabajamos en enseñar sobre Jesús y la Biblia, en decir por favor y gracias; trabajamos con ellos todo el tiempo. Si eres padre, solo debes saber que vas a trabajar en sus vidas por siempre. Cuando tengan 22 años, si como padre sigues diciendo: «Di: gracias, di por favor», los exasperas en ese momento, así que no lo hagas, ¿de acuerdo? Pero nunca tendrás que enseñarle la palabra «mío».

«Mío» es algo natural para todos nosotros. Queremos mantener las cosas cerca y protegerlas. Pero ¿qué quiere Dios que hagamos? Él quiere que abramos nuestros brazos y regalemos cosas. Una postura egoísta es naturalmente defensiva y cerrada, pero una postura de generosidad es de manos y brazos abiertos.

Padre, ayúdame a estar abierto a tu obra en mi corazón y a dar generosamente como lo hizo David.