¿Por qué DIOS no me bendice?

Parte 2.

Muchas personas pasan tiempo haciéndose esa pregunta. ¿Por qué DIOS no me bendice? Trabajan en la iglesia, son fieles donadores, ayudan a sus vecinos pero siguen siempre igual. Es necesario renunciar a la idolatría de la mentira y el engaño. Aarón dijo: “Trajeron sus joyas y salió este becerro”. La estatua se hizo sola, según él.

Moisés quería agradar a DIOS, no le importaba el lugar o la posición. Y toma una decisión importante.

Éxodo 32:17-35 NVI

27 Entonces les dijo Moisés: «El Señor, Dios de Israel, ordena lo siguiente: “Cíñase cada uno la espada y recorra todo el campamento de un extremo al otro, y mate al que se le ponga enfrente, sea hermano, amigo o vecino”». 28 Los levitas hicieron lo que les mandó Moisés, y aquel día mataron como a tres mil israelitas. 29 Entonces dijo Moisés: «Hoy han recibido ustedes plena autoridad de parte del Señor; él los ha bendecido este día, pues se pusieron en contra de sus propios hijos y hermanos».

La muerte, en el Antiguo Testamento, representa erradicar el pecado. El que viene de parte de aquel que se ponga enfrente, sea hermano, amigo o vecino. Erradicar el pecado te da autoridad. “29 Entonces dijo Moisés: «Hoy han recibido ustedes plena autoridad de parte del Señor; él los ha bendecido este día, pues se pusieron en contra de sus propios hijos y hermanos”.

No debemos ponernos en contra a las personas. La interpretación correcta es, no participar de los pecados. Erradicar las viejas prácticas que llevan a la mentira y el engaño.

La muerte significa un cambio de etapa, un cambio radical. Jesús fallece y marca un cambio temporal. El símbolo de ese cambio es la cruz. No es la resurrección, no son los milagros ni las enseñanzas. El Bautismo simboliza el fin a la vieja vida. No son las sanidades que recibió la persona, tampoco si fue prosperada. Se toma ese final como símbolo. Significa no volver a ese tiempo. No se puede volver de ahí de la misma forma que antes. Jesús, el único que volvió, no fue igual. Cristo volvió con un cuerpo glorificado.

Para recibir las bendiciones de DIOS, debemos morir. No podemos vivir en lo sobrenatural si todavía no morimos a lo terrenal. Nuestra resurrección, con Cristo, es para una nueva vida. Donde se vive en los milagros, en la provisión del Todopoderoso.

Dios no me bendice porque estoy en otro mundo. El señor nos habla en un idioma espiritual, para entenderlo, debemos ser espirituales. Hace un tiempo, intenté hablar con una persona de nacionalidad china, en un supermercado, en Argentina. Nunca logramos entendernos, ni las señas sirvieron. Aarón era carnal; Moisés espiritual, entendía a DIOS, hablaba el mismo idioma.

Debemos morir a nosotros mismos. Jesús está del otro lado, resucitó, Él bendice a los que están de Su lugar. Aquellos que resucitaron con Él. Cristo está del otro lado esperándonos para bendecirnos.

Colosenses 3:1 NVI

3 Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios.