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EN SILENCIO…

Hay momentos donde el silencio es la mejor herramienta. No solo para pensar sino también para poder oír tus emociones, organizar tus ideas, escuchar literalmente el propio silencio, poder respirar profundo y sobre todo escuchar la voz de Dios.

"Vuélvete hacia mí y contéstame, ¡oh Señor, mi Dios!…". (Salmo 13:3).

Es ese instante donde te desconectas de todo y llegas al panorama sobrenatural en lo espiritual con Dios mismo. ¿Cómo así? Es donde puedes afinar tus oídos y renovar el espíritu de tu mente para acercarte más a Su presencia. Dónde se manifiesta en tu vida un orden que no puedes describir.

"Y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Efesios 4:23-24).

Podemos ver como Pablo nos instruye a renovarnos, es decir, ser nuevos en la presencia de Dios mismo. Desechando lo que obstruye nuestro crecimiento en Cristo Jesús. No todos los silencios son pesados como quizás creemos. No en todos los silencios Dios realmente permanece en silencio, sino que también nos susurra Sus planes con nosotros mismos. Y para poder escucharlos y estar apercibidos de Sus planes sobre nuestras vidas debemos ESTAD QUIETOS y PERMANECER en SILENCIO.