Errores que debes evitar al leer la BibliaMuestra

HACER PREGUNTAS DE LO QUE LEES EN LA BIBLIA O ACERCA DE DIOS NO ES PECADO

Las Escrituras nos enseñan que hacer preguntas es bueno, incluso Jesús utilizaba preguntas para dejarnos sus mayores enseñanzas. Coloquialmente se dice: “la curiosidad mató al gato”. Transformemos la frase: “la necesidad mató nuestro pecado”; es un poco diferente, pero es la verdad.

Solo piensa en esta pregunta que Jesús hizo a sus discípulos:

«Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”. Y ellos respondieron: “Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?”, les preguntó Jesús» (Mt 16:13-15).

Mira lo que Pedro respondió: «“Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”» (Mt 16:16). A lo que Cristo dijo: «“Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos”» (Mt 16:17).

Una buena pregunta puede llevar a una buena respuesta. Por lo que no debemos temer preguntar, mucho menos preguntar a Dios de lo que Él ha escrito en su Palabra para nosotros.

Escribe tus preguntas en un cuaderno y subraya en tu Biblia lo que no entiendas. Acércate a tu pastor o a alguna persona con los conocimientos y madurez en la fe para que te ayude. Haz preguntas acerca de quién escribió el pasaje que estás leyendo, a quién está dirigido, por qué dijo lo que está escrito, y qué estaba pasando.

Dios está interesado en conocerte y explicarte sobre Él para que se cumpla su propósito en ti: ser como Cristo.

APRENDE-VIVE-LIDERA

• Aprende: Continúa leyendo en Mateo 16:18-20 y resuelve cuál es el mensaje y a quiénes estaba dirigido.
• Vive: ¿Cuándo fue la última vez que preguntaste a Dios sobre la Biblia?
• Lidera: Comparte este devocional.

ORACIÓN

Oremos. Señor, gracias por darme tu Palabra para conocerte y saber cómo debo responderte en mi vida, corazón y mente. Perdóname por no leer tu Palabra consistentemente, y ayúdame a hacerlo en el poder de tu Espíritu, en Cristo, amén.