Adviento en familia de Infinitum: Semana 1Muestra

En ese tiempo, los pastores eran rechazados y marginados por la sociedad. Fueron dejados fuera de todos los lugares donde se suponía que Dios estaba. Su trabajo les impedía adorar en el templo porque se les consideraba impuros.

Pero en la historia de la Navidad, el amor los persiguió en la oscuridad y se aventuró a las afueras de la sociedad con una invitación celestial a contemplarlo.

>"Un Salvador les ha nacido", dijeron los ángeles.

¿Te imaginas? Cuando probablemente se sentían invisibles para Dios y los demás, el amor los persiguió y les nació. Sin duda, tenían que verlo por sí mismos.

Este raro amor los obligó a convertirse en cazadores de belleza, apresurándose a contemplarla en la carne. Y cuando lo encontraron allí en el pesebre, fueron vistos, conocidos y amados por Dios. Y los transformó.

Es maravilloso cómo el Dr. Curt Thompson describe este suceso,

"La belleza nos da la experiencia de ser vistos, conocidos y amados por Dios. Y cuando la vemos, nos volvemos más plenamente vivos a lo que realmente somos: la belleza interior. Es entonces cuando nos volvemos como los verdaderos evangelistas que somos, brillando como una ciudad en una colina".

Los pastores hicieron lo que todos hacemos cuando tenemos un encuentro con la belleza: no pudieron evitar compartirlo con los demás.

Cuando permitimos que la belleza nos contemple, experimentamos ser vistos, conocidos y amados por Dios. En esos momentos, podemos llenarnos tanto de asombro que nos volvemos como una "ciudad en una colina" e irradiamos el resplandor del amor divino a quienes nos rodean.

Reflexiona por un momento: ¿cuándo fue la última vez que tuviste un encuentro con la belleza que te hizo sentir visto, conocido y amado por Dios? ¿Lo compartiste con otros?

Te invitamos hoy a buscar la belleza como lo hicieron los pastores, y permitir que te lleve al asombro, la adoración, y a la admiración. Luego, comparte tu experiencia con alguien como lo hicieron los pastores.