Adviento en familia con Infinitum: Semana 1Muestra

Cuando Jesús llegó al mundo, Dios estaba ofreciendo una invitación, "Recibe mi abrazo. Recíbeme como tu amado, como tu Padre. Ven a mis brazos, a mi casa, a mi familia. Eres mío".

Al acoger a Jesús en nuestros corazones y nuestras vidas, acogemos un abrazo de bienvenida como hijos de Dios. Como el abrazo de un ser querido al que no has visto en mucho tiempo, Dios nos envuelve en sus brazos y nos contempla con asombro.

Los momentos en los que la belleza nos llama la atención nos recuerdan el cuidado amoroso de Dios. Haz una pausa por un momento para recordar las veces en que algo hermoso llamó tu atención: tal vez una ardilla saltando de rama en rama, o las estrellas parpadeando en un cielo negro como la tinta; el ver a un compañero de clase ser amable con alguien que está sufriendo, o incluso ese pegajoso primer bocado de una galleta caliente... Estos momentos de belleza atraen nuestra atención hacia un Dios grande y generoso que nos ama. La clase de Dios grande y generoso que vino como un niño para crecer entre los humanos y demostrarnos a todos su amor.

Hoy, mientras sigues con tu vida normal, busca momentos de belleza y deja que sean recordatorios de que en la historia de Navidad, Jesús es para ti como un abrazo del Dios grande y generoso.

Idea de actividad: Realiza un paseo observando la belleza de la creación al aire libre o en la noche entre las luces navideñas, y pregúntale a tu familia qué es lo que notan. ¿Qué te parece hermoso? ¿Qué te produce una sensación de asombro y admiración?