¡Jonás, Más Allá De Un Cuento Para Niños!Muestra
En Jonás capítulo 1 versículo 17, las Escrituras nos dicen los siguiente: "Entre tanto, el Señor había provisto que un gran pez se tragara a Jonás. Y Jonás estuvo dentro del pez durante tres días y tres noches". En el capitulo 2 versículo 2, el profeta Jonás dice lo siguiente: "En mi gran aflicción clamé al Señor, y Él me respondió".
Queridos de la misma manera como el Soberano de la creación dispuso una tormenta para estropear los planes del descarriado profeta de ir a Jope, el Señor dispondría de un gran pez para que se tragara a Jonás y lo llevara a las profundidades del silencio y del abismo con el fin de reconvenirlo.
En el capítulo 2, se registra la oración que le hiciere Jonás al Señor, luego de permanecer por tres días y tres noches en el vientre del gran pez. En Los versículos 3 al 7, afloran los sentimientos desgarradores de angustia y dolor del profeta. Él dijo: "Me arrojaste a las profundidades del mar y me hundí en el corazón del océano. Las poderosas aguas me envolvieron; tus salvajes y tempestuosas olas me cubrieron. Me has expulsado de tu presencia. Me hundí bajo las olas y las aguas se cerraron sobre mí; las algas se enredaban en mi cabeza. Me hundí hasta las raíces de las montañas. Me quedé preso en la tierra cuyas puertas se cierran para siempre".
Queridos hay momentos en dónde debemos darle gracias al Señor por las algas en nuestra cabeza, y por pasar por situaciones dónde casi perdemos la respiración.
Verás, algo que he aprendido en mi viaje de fe; es ver a Dios como Padre. Y como Buen Padre, en oportunidades Dios nos disciplina cuando le ofendemos, en Hebreos capítulo 12. Versículos 6 al 8, las Escrituras lo aseguran de la siguiente manera: "Porque Dios corrige y castiga a todo aquel que ama y que considera su hijo». Si ahora ustedes están sufriendo, es porque Dios los ama y los corrige, como si fueran sus hijos. Porque no hay un padre que no corrija a su hijo. Si Dios no los corrige, como lo hace con todos Sus hijos, entonces ustedes no son en verdad Sus hijos".
Tan sencillo como eso. Dios nos reprende porque nos ama y nos considera Sus hijos…Y así fue con Jonás. Primero golpeado por la tormenta, luego tirado por la borda y finalmente devorado por un pez. El gran pez nadó en las profundidades del océano y Jonás se sintió amenazado, desterrado, aislado. Él dijo: "El abismo me rodeó; las algas se envolvieron alrededor de mí. Hasta las raíces de los montes me desplomé" (Jonás 2:5-6).
Tres días duro este tormento, hasta que Jonás se arrepintió. Y volvió su mirada al Señor. “Cuando mi vida se acababa, dijo: me acordé de ti, Señor, y mi oración se elevó a ti, a tu santo templo” (Jonás 2:7). Vale la pena querido hermano, imitar la oración de Jonás porque reconoció su maldad, se humilló y volvió a dedicarse a los caminos del Señor.
Queridos, yo mismo he estado ahí, solo y en las profundidades del abismo, sin alientos de esperanza, sintiendo que me ahogaba porque las muchas aguas me cubrían. Pero de algo estoy seguro, y es que, en esos lugares de corrección y oscuridad, y aun cuando nada pareciera tener sentido. Dios, en silencio, todavía está obrando Su plan de redención, reconciliación y renovación, porque nos ama y nos considera Sus hijos.
Y así como Dios resucitó a Jesús del sepulcro para traer la salvación a nuestras vidas, Dios puede rescatarte a ti, como lo hizo con Jonás, para ser un instrumento de Su paz y bendición para muchas personas. Él tan solo espera ver en ti, un corazón arrepentido y consagrado para Él.
¡Medita en esto!
Escrituras
Acerca de este Plan
La cultura popular ha reducido la impactante historia de Jonás a solo una caricatura, y en el mejor de los casos, a un cuento para niños. Pero el libro de Jonás contiene mucho más que eso, su historia encierra el mismo dilema moderno que todos enfrentamos por escuchar y obedecer, o no, la palabra y el mandato del Señor.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectar.conociendoadios.net/