Fuerte Y Valiente: Lecciones De Liderazgo Del Libro De JosuéMuestra

Cómo enfrentar el miedo

Recuerdo cuando mis hijos tenían miedo de las abejas y avispas. Yo les decía: «Te tienen más miedo ellas a ti que tú a ellas». Es muy divertido ver a un niño darse cuenta de esto: «¡Oh, sí! Soy mil veces más grande que esta cosa. Puede picarme, pero yo puedo matarla».

En el capítulo 2 de Josué, Israel envía espías a la tierra enemiga de Jericó para ver si hay algo qué temer. Querían saber cómo iban a tener la victoria en esa tierra. En Josué 2:9, Rahab, nativa de Jericó, les dice a los espías israelitas que todos en su ciudad les tenían miedo. Resulta que Jericó tenía mucho más miedo de Israel que Israel de Jericó. La conclusión de la historia la leemos varios capítulos después, cuando Dios ayuda a Israel a conquistar Jericó. Dios estaba de su lado como lo está hoy del tuyo.

No dejes que el miedo te paralice. Te puedo garantizar que, si estás haciendo la obra del Señor en tu vida y negocio, hay un enemigo que te teme. No le temas. Con Dios de tu lado, eres mil veces más grande que tu «enemigo».

Pienso en el relato de Génesis, cuando Dios profetizó sobre la interacción de Jesús con el enemigo. «Su descendiente te golpeará la cabeza, y tú le golpearás el talón» (Génesis 3:15b). El simbolismo aquí es poderoso. La cabeza del enemigo es del tamaño de tu talón.

Ha habido veces que hemos sentido que estábamos en una situación sin salida en nuestra empresa, y lo consideramos un ataque del enemigo. Sabíamos que no debíamos tener miedo. Oramos, confiamos en el Señor y mantuvimos nuestra fe. Durante esos momentos, yo tuve que volver al Señor (a menudo, varias veces al día) para recordar que debía mantener mi mente en Él. Él siempre ha sido fiel.

A menudo, una situación que parece aplastante por naturaleza resulta no ser más que un aguijón. Dios convierte ese aguijón en una bendición, ya que fortalece nuestra fe y nuestra confianza.

No te guíes por el miedo. Recuerda que lo que a ti te da miedo, te tiene más miedo a ti. Permanece en oración y obedece a Dios, y saldrás sin más que un aguijón o un pellizco en el talón.

¿A qué le temes?