Pilares De ReinoMuestra

3 - Cristo presente

"Entonces la gente se levantó contra ellos, y los jueces ordenaron que les quitaran la ropa y los azotaran con varas. Después de haberlos azotado mucho, los metieron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los vigilara con el mayor cuidado. Al recibir esta orden, el carcelero los metió en el lugar más profundo de la cárcel y los dejó con los pies sujetos en el cepo. Pero a eso de la medianoche, mientras Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los otros presos estaban escuchando" (Hechos 16:22-25 DHH).

Nosotros como cristianos predicamos un mensaje, pero el anhelo más alto es presentar una persona: Cristo manifestado.

¡Nuestro Rey está vivo! No somos seguidores de un libro ni practicantes de una religión, sino que podemos conocer a Cristo. Buscamos conocerle más, identificándonos con Su enseñanza, pero sobre todo con Su persona. Podemos interactuar con Él y aprender de primera mano porque está con nosotros todos los días.

Presentemos a alguien, porque lo que nos cambia la vida no es entender, sino conocer.

Este aspecto del conocimiento va más allá del entendimiento intelectual. Por supuesto que lo incluye, constituye la base para la construcción del encuentro.

Pablo y Silas a pesar de los golpes pudieron cantar a medianoche porque habían conocido al Rey. Eso les dio una perspectiva tan diferente que hasta en medio de una situación tan difícil siguieron adorando y predicando.

Cristo no es una idea, aunque está lleno de ideas. No es un concepto, aunque podemos aprender mucho de Él.

Cristo está vivo, dispuesto y listo para el encuentro con cada uno de nosotros.

Desafío del día

Dedica este día a conocer a Jesús. Quizás es bueno que remuevas todas las distracciones y tomar un tiempo a solas para simplemente disfrutar de su presencia, intenta no pedirle nada, solo adorarle.

Y si tienes que ir al trabajo o a estudiar, simplemente ora para que el Espíritu te continúe revelando en los ambientes donde tienes que moverte. Este día es de revelación.

Oración

Jesús, te amo y quiero conocerte más. Te entrego mi mente para que la llenes con Tus pensamientos, te doy mis emociones y mi voluntad. Estoy dispuesto a ir más profundo, por eso te pido Espíritu Santo que me reveles la persona de Jesús, Su belleza y Su poder.