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Esperanza y Propósito en Jesús

DÍA 4 DE 8

La relación y la igualdad de Jesús con Dios Padre – La Trinidad

Mira conmigo nuevamente el 1º verso bíblico de este capítulo 1: “En el principio existía el Verbo”. Pero, ¿a cuál principio se refiere Juan? Se refiere al comienzo de la creación, mira Génesis 1:1: “En el PRINCIPIO Dios creó los cielos y la tierra".

¿Cómo sabemos que este “principio” de Juan 1:1 es el mismo principio de Génesis 1:1? Por lo que nos dice Juan en el 1:3: “Todas las cosas fueron hechas por medio de El (el Verbo), y sin El nada de lo que ha sido hecho fue hecho".

Por tanto, en el “principio” al cual se refiere el libro del Génesis, Jesús tuvo que haber estado presente porque todo fue creado por medio de Él. De esta forma entendemos que el “principio” al cual Juan hace alusión es el mismo “principio” del Génesis 1:1.

Pero observa algo más que se desprende de este versículo 1 de Juan 1 ...“Y el verbo estaba CON Dios”. En griego esta palabra CON es el vocablo PROS que significa íntima unión, en la que prácticamente, uno es el otro. De manera que Juan, aunque entiende que el Padre y el Hijo son dos personas distintas, entiende también que Su unión e intimidad son tales que prácticamente el uno es el otro. Por eso leemos en los Evangelios que Jesús dice en diferentes ocasiones que: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).

Mira, Dios ha existido desde siempre junto con el Hijo y el Espíritu Santo. No tenemos el tiempo ni es el propósito para esta reflexión ahondar a profundidad en La Trinidad; sin embargo, sí es importante resaltar esta verdad a lo largo de las Escrituras. Ellas nos muestra de principio a fin cómo Dios es tres personas en uno: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo conviviendo desde el principio, actuando en conjunto desde el principio.

Considera por un momento las siguientes porciones de Las Escrituras:

En Genesis 1:26 vemos a la Trinidad actuando juntos: “...hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”, el verbo en plural “hagamos” evidencia una acción conjunta.

Otro ejemplo donde nuevamente los vemos a los tres aparecer y actuar juntos es en el relato del bautismo de Jesús mira Mateo 3:16-17: “…16 Después del bautismo, mientras Jesús salía del agua, los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios que descendía sobre él como una paloma. 17 Y una voz dijo desde el cielo: «Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo”. En este pasaje vemos: A Jesús bautizándose, al Espíritu de Dios que desciende sobre Él como una paloma, y a Dios Padre quien dice este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo.

De principio a fin vemos evidencia en la Biblia de la Trinidad, tres personas en existencia, las tres personas de la Trinidad comunicándose entre sí, y amándose unos a otros desde antes de la creación del mundo.

Hay muchas religiones alrededor del mundo donde el hombre ha creado sus propios dioses. Cuando lees y estudias estos relatos estos son dioses caprichosos, en competencia con otros dioses, frustrados, que necesitan de la veneración del hombre, su supervivencia depende de sus adeptos y la adoración de ellos, estos no parecen ser dioses fuertes. Por ejemplo, en la literatura griega algunas veces parecía que los hados se encontraban tras los dioses y que los controlaban, y algunas veces parecía que eran los dioses los que controlaban a los hados, al parecer los dioses griegos eran limitados y no eran lo suficientemente poderoso. El hombre que crea estos dioses necesita un dios a su medida, imagen y semejanza, uno al que pueda comprar o manipular con sus ofrendas y sacrificios. Juan; autor de este libro y testigo en primera persona de Jesús y Su obra, nos está diciendo: En el principio ya existía Jesús, y Jesús estaba con Dios, y Jesús era Dios. Él estaba con Dios en el principio y por medio de Él fueron creadas todas las cosas

Dios, el Único Dios verdadero; a diferencia de los dioses creados por hombres, no necesita de la adoración o veneración del hombre para ser Dios, Él ya es Dios y existe desde antes de la creación del mundo. Dios no creó el mundo porque se sentía solo, Él ya vivía en una completa y verdadera comunión con las tres personas de la Trinidad. Él, no necesitaba crearnos para amar y comunicarse, Él ya amaba y era amado y se comunicaba desde el principio con el Hijo y el Espíritu Santo.

¿Comprendes? Dios no tenía por qué crearte y darte vida, Él lo hizo porque le plació hacerlo. Él no nos debe nada, nosotros le debemos todo.

Medita en Isaías 40:13-14,25 y 28, reflexiona en lo que hemos meditado en este día y levanta una oración a tu Padre Celestial.

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