La Palabra de Dios: ¡Vívela!Muestra

Vivir de acuerdo con Sus enseñanzas

En 1979, asistí a una Campaña evangelística. Al entrar al lugar había música, gente cantando y muy pocas sillas. Cuando el predicador empezó a hablar se oía muy mal, pero en medio del murmullo escuché una voz que me dijo: «Carlos, vives lleno de temores, temor a la vida, a la muerte, a perder tus bienes, a la enfermedad. Temor, temor, temor…».

Me sorprendí, porque desde que llegué no había hablado con nadie. Pero era la voz de Dios que me estaba diciendo: «Entrégame tu corazón, me ocuparé de tu vida, de tu casa, tu futuro». Minutos después el predicador hizo un llamado especial, y esa noche junto con mi esposa María, aceptamos a Jesús en nuestro corazón y nos consagramos para vivir y servirlo solo a Él.

Desde ese momento, nuestra vida comenzó a cambiar. La Biblia es ahora nuestro libro de cabecera. Es el manual de instrucción que Dios nos dejó para que aprendamos a vivir según Sus principios y mandamientos. A través de ella conocemos Su perfecta voluntad y aprendemos a caminar según Sus enseñanzas.

En la Palabra de Dios se encuentra todo el consejo, la sabiduría y el entendimiento que Dios quiere darle al hombre en esta tierra. Es por eso que debemos leerla y vivir por ella. Muchos han escrito reflexiones y pensamientos, pero la única verdad es la Palabra de Dios. No hay «iluminado» que pueda escribir nada más importante. Si quieres conocer a Dios, tienes que aferrarte a la lectura de la Biblia. Allí están Sus mandamientos y Su verdad. Pero nunca olvides Su Gran Comisión: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15).

Cuando las criaturas de Dios lo aceptan como Señor y Salvador de su vida, pasan a tener derecho de ser hechos hijos de Dios, coherederos con Cristo. Y la Palabra nos enseña que como hijos recibimos determinados beneficios. Entre ellos están: el perdón de los pecados, la sanidad de todas nuestras dolencias y el haber sido rescatados del hoyo de la depresión, de la amargura, del fracaso, de la derrota, de la droga, de la promiscuidad, y guiados hacia la libertad. Aveces Él nos libera inmediatamente, y aveces la sanidad toma tiempo. Pero podemos confiar que la libertad es nuestra en Cristo Jesús; justo como la Palabra De Dios dice.

¡Disfruta de esos beneficios que te otorga la salvación!

Por Carlos Annacondia - Evangelista internacional. Nacido en Argentina, reconocido en el mundo.