La Palabra de Dios: ¡Vívela!Muestra

Luz en tu realidad, claridad en tu destino

Un versículo que ha impactado mi vida es Salmo 119:105. Aquí vemos que la Palabra alumbra tu realidad y guía tu vida. Cuando dice: «Lámpara a tus pies», significa que trae claridad a tus pasos. También es una «lumbrera a tu camino», que te guiará por el sendero que Dios predestinó para ti y te librará de los obstáculos que se presenten. Tu comunión con las Escrituras determinará cuán certero serás en tu presente y tu futuro. Sin embargo, a veces tenemos la lámpara apagada. A esto se refería Pablo cuando decía que la letra mata, pero el Espíritu vivifica(2 Corintios 3:6). Una vida de intimidad con el Espíritu Santo, le da combustible y aceite a la lámpara de la Palabra, para que traiga luz y verdad.

En medio de un mundo oscuro, solo quienes tengan comunión con Dios a través de la Biblia, tendrán claridad en su diario caminar y llegarán al destino de gloria. Cuando observamos las dinámicas que se manifestarán sobre la tierra en los últimos tiempos, es claro que solo una generación edificada en la Palabra podrá permanecer de pie. Crecerás a la imagen de Cristo en la medida que te llenes de las Escrituras. Llenarte de la Palabra es llenarte de Él, porque Cristo es la Palabra.

Más que leer la Biblia, necesitas pedirle al Espíritu Santo que te enseñe y te revele las Escrituras. Estudiarla sin comunión con el Espíritu, es como tratar de leer en una habitación a oscuras. La Palabra solo puede ser lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino, cuando la luz está encendida. Cuando la meditación bíblica se realiza en un contexto de adoración, intimidad y dependencia del Espíritu, la lámpara se enciende. Una de las funciones principales del Espíritu Santo es enseñarnos todas las cosas (Juan 14:26).

Cuando el Espíritu está apagado o entristecido (1 Tesalonicenses 5:19, Efesios 4:30) se nos nubla el entendimiento para comprenderla. Este fue el drama de los líderes religiosos de la época de Jesús, estaban llenos del conocimiento de la ley, pero sus ojos estaban velados por no tener intimidad con Dios. A la iglesia de Éfeso, que descuidó su primer amor, Jesús los exhortó diciéndoles que si no se arrepentían apagaría Su lámpara (Apocalipsis 2:4-5). Es esa devoción la que activa la revelación, la luz que necesitamos para que las Escrituras cobren vida.

Nuestra meta debe ser tener una relación íntima con Dios basada en la Palabra. Dios, a través de la Biblia nos trae revelación, transformación y dirección.

Por Mariano Sennewald - Autor, fundador y director general del Instituto MiSion, Centro de Entrenamiento Ministerial y pastor de la Iglesia El Encuentro, Buenos Aires, Argentina.