Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

Incendiario: 6 Días De Devocional Para ArderMuestra

Incendiario: 6 Días De Devocional Para Arder

DÍA 3 DE 6

Me contaron la historia de una familia misionera que se mudó a otro país, con emocionantes proyectos en su mente, pero con dudas de si habían elegido el lugar correcto. Quien alguna vez ha dejado su país atrás para emprender un proyecto misionero en otra cultura podrá entender los temores que sentían. Tenían miedo de haberse equivocado, de comenzar a trabajar en el lugar incorrecto. Al llegar a su nueva casa, se sorprendieron al des­cubrir un nido en el balcón y una paloma blanca que reposaba en él. Toda la familia celebró aquello como una señal divina de que estaban en el lugar indicado. Desde el primer momento, la familia mimó a aquella paloma con una especial atención y pron­to se dieron cuenta de algo: era un ave especialmente sensible. Me contaron que, cuando la familia discutía acaloradamente por cualquier razón y elevaban el tono de su voz más de lo normal, la paloma se asustaba y volaba lejos del nido durante horas, a veces, durante días. Sin embargo, siempre regresaba, tímida, pero fiel. Entonces, pensaron «o la paloma se adapta a nosotros o nosotros nos adaptamos a la paloma». Pronto la familia comprendió que, si querían que esa paloma permaneciera cerca, ellos debían adap­tarse a ella, debían ser conscientes de su sensibilidad. Por lo que esforzarse por no asustar a aquella paloma mejoró muchísimo la relación familiar. Podría decirse que cuidar la relación con aquella paloma los transformó.

Cuando escuché esta historia, recordé un acontecimiento que se relata en los Evangelios, el momento en el que Juan bautizó a Jesús en el río Jordán y algo extraordinario ocurrió a la vista de todos: el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de una paloma.

«También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo». [Juan 1:32]

Juan fue testigo presencial de este acontecimiento. Dios le dijo que estuviese atento, que reconocería al Mesías porque el Espíritu Santo descendería sobre él visiblemente, pero no solo eso, sino que ade­más permanecería sobre él. ¡Y este es un detalle muy significativo! El Espíritu Santo no solo descendería sobre alguien, sino que además permanecería sobre él. Entonces, Juan vio descender del cielo al Espíritu Santo en forma de una paloma y vio cómo se posaba sobre Jesús, ¡y no se marchó espantada! Permaneció sobre Jesús, como si estuviera en un lugar seguro, como si hubiese encontrado su hogar sobre el hombro de Jesús.

Entre todas las formas que el Espíritu podría haber elegido para revelarse, eligió la forma de una paloma. Piénsalo, podría haber descendido con la majestuosidad de un águila, pero no, descendió con la delicadeza de una paloma. Y eso debe significar algo, no puede ser casual. Estoy convencido de ello porque cada vez que el Espíritu se manifiesta de alguna forma, esa manifestación revela algo de su carácter. Entonces, de la misma manera que aquella familia misio­nera descubrió que su comportamiento afectaba notablemente a la paloma que hizo nido en su hogar, ¿será que nosotros tenemos que descubrir algo también sobre el Espíritu Santo?

Estoy convencido de que, al revelarse como una paloma, el Espíritu Santo nos estaba enseñando que él tiene una naturaleza sensible, nos estaba advirtiendo de que para relacionarnos con él debemos conside­rar su sensibilidad, nos estaba rogando que hagamos todo lo posible por proteger su corazón. Por favor, no me entiendas mal, no estoy diciendo que el Espíritu Santo sea débil. ¡De ninguna manera! Él es el ser más poderoso que existe, hace temblar a todo el imperio de las tinieblas, ni siquiera Satanás puede mantenerle la mirada, pero es sensible a noso­tros por una sencilla razón: nos ama. ¿Y acaso no sabes que amar se trata de hacerse vulnerable al ser amado? ¿No has entendido aún que el que ama le da poder sobre su corazón al ser amado? Amar es eso, dar poder al otro para afectar profundamente tus emociones, amar es correr el riesgo de que te hieran el corazón. Por lo tanto, cuando el Espíritu Santo vino a morar en nosotros, nos estaba haciendo una declaración de amor, nos estaba mostrando su ardiente deseo de construir una relación con nosotros, y, para ello, el todopoderoso Espíritu se hizo vulnerable a nosotros. Nos entregó su corazón al desnudo.

Por eso, la Biblia dice «no entristezcáis al Espíritu Santo» (Efesios 4:30, nbla). Porque, en esta relación, el Espíritu ha tomado el riesgo de permitir que nuestro comportamiento afecte profundamente a sus emociones. Nos ha amado y se ha hecho vulnerable. ¡Parece una locura! Dios Todopoderoso se ha hecho vulnerable a simples mor­tales, nos ha dado el poder de partirle el corazón. Descubrir esto ha transformado mi manera de relacionarme con él, me ha hecho ser más cuidadoso con mi comportamiento.

Estamos tan acostumbrados a imaginar al Espíritu Santo como una fuerza impersonal, como una energía divina a la que llamamos «unción», que nos cuesta imaginarlo como un ser emocional. Nos referimos a él como «el poder», y sin duda es poderoso, pero ignoramos una parte fundamental de su personalidad y no le conocemos como «el sensible». Nos es sencillo percibirlo como el poder que creó el cosmos o el poder que hizo temblar al Imperio egipcio o el poder que hizo salir huyendo a una legión de demo­nios, pero ¿cómo alguien que ama con ternura? ¿Como alguien que siente? ¿Como alguien que se hace vulnerable al dolor del rechazo por parte del ser amado? La unción tiene corazón. Esta es una visión muy comprometedora para todos aquellos que recibimos al Espíritu Santo.

Sinceramente, sé que ha sido un regalo que el Espíritu haya descendido sobre mí, pero hacer que permanezca sobre mí es una responsabilidad. Aclaro que no estoy hablando de perder la sal­vación, sino de perder la conexión. No me interesa discutir sobre doctrina contigo. Estoy intentando hacerte comprender que el cómo nos comportamos afecta a nuestra conexión con el Espíritu Santo, incluso aunque él no nos abandone. Si le entristecemos, perdemos algo, llámalo como quieras, pero algo se bloquea.

Y créeme, pocas son tan importantes como proteger tu conexión con Dios.

En una ocasión, un joven que había sido bautizado con el Espíritu Santo, en una de nuestras celebraciones, se acercó a mí y me pre­guntó: «Itiel, ¿qué hago para que no se apague el fuego que está en mí ahora?». Y yo le contesté: «Descubre qué le entristece y no lo hagas».

Entiende esto, ¡por favor!

Tan cierto como que el Espíritu es un fuego incontenible es que es una paloma muy, muy, muy sensible. Hipersensible, aunque sue­ne mal decirlo. Muchas veces hemos orado pidiendo que «el fuego caiga» sobre nosotros, pero ¿y si comenzamos a orar para que «la paloma repose» sobre nosotros?

Si quieres que esta Santa Presencia permanezca sobre ti, no espe­res a que ella se adapte a ti. Tú debes adaptarte a ella.

Porque, ¿cómo caminarías si una paloma se hubiera posado en tu hombro y quisieras que permaneciera sobre ti? ¿Cómo hablarías? ¿Cómo te moverías? ¿En qué ambientes estarías? ¡Piénsalo! Visua­lízate a ti mismo con una paloma sobre tu hombro, moviéndote con cuidado, hablando con suavidad y evitando lugares caóticos para no espantarla.

Entonces, ¿cómo debe ser tu comportamiento si una Santa Pre­sencia está sobre ti? Un ser sensible a nuestros actos, que tiene un carácter puro y que aborrece el pecado.

¿Cómo serían tus conversaciones con tus compañeros de trabajo en su presencia?

¿Qué verías en Internet en su presencia?

¿De qué manera discutirías con tu esposo(a) en su presencia?

¿Cómo besarías a tu novia en su presencia?

¿En qué lugares entrarías en su presencia?

Quizá, cuando nos referimos a una persona como «muy ungida», no es que esta tenga más poder del Espíritu, sino que tenga al Espíritu más cerca, más cómodo y feliz. Una persona en la cual el Espíritu reposa.

¿No te impresiona esto? Que el Espíritu Santo te haya dado el poder de afectar sus emociones ¡es demasiado! Con esta imagen de la paloma sobre tu hombro quiero desafiarte a ser el protector del corazón del Espíritu Santo.

Ese corazón sensible

—que se emociona,

que se alegra y que se duele—,

ahora es tuyo.

Por favor, ¡no hieras el corazón más puro que existe!

Un corazón que ha tomado el riesgo de amarte para siempre, con todas las consecuencias que ello implica. Porque quizá no sabías que las palomas, a diferencia de las otras aves, son monógamas, es decir, eligen una pareja para el resto de su vida y no la cambian. Son fieles hasta la muerte. Como el Espíritu Santo, que te ha elegido a ti y permanece fiel a pesar de que tú le hayas partido el corazón muchas veces. A pesar de todo, te espera, te espera pacientemente, anhelán­dote celosamente, deseando una relación contigo.

Piénsalo, por favor. Considera el privilegio y la responsabilidad.

Porque aún recuerdo el grito desgarrador de aquella mujer que, tomada por el Espíritu Santo, convirtiéndose en el megáfono de su voz, por unos segundos, imploró entre lágrimas: «No me hieras el corazón, te lo ruego. Me duele, duele mucho».

¿Estás dispuesto a cuidar con celo el corazón que te ha sido dado?

Escrituras

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Incendiario: 6 Días De Devocional Para Arder

Basado en el libro de Itiel Arroyo Incendiario, un diario interactivo que te guía a través de una experiencia transformadora con Dios durante 40 días. Este devocional de 6 días comenzará un incendio en tu alma para acabar con la apatía hacia Dios que inunda esta nueva generación. Es tiempo de arder con el fuego de la pasión por Dios.

More

Nos gustaría agradecer a HarperCollins/Zondervan/Thomas Nelson por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.editorialhccp.com/r/libros-de-itiel-arroyo/