El gimnasio de Dios: ¡Un poco de dolor y mucha ganancia!

10 Ejercicios de Piedad

Para ser todo lo que Dios quiere que seas, ¡pon un poco de sudor santo en tus relaciones!

#2 Disciplina en las relaciones

Maridos

Efesios 5:25–31: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25).

Esposas

"Ustedes, las casadas, honren a sus propios esposos, como honran al Señor; porque el esposo es cabeza de la mujer" (Efesios 5:22).

La unión de un hombre y una mujer no es más que la expresión maravillosa de las Bodas del Cordero, donde Cristo como el esposo, se une a Su amada, que es la Iglesia. En ese sentido, el cuidado del hombre hacia la esposa no puede menos que reflejar el amor de Cristo por la Iglesia.

Para ello es necesario tener mucho cuidado con las corrientes del mundo que quieren imponerse sobre la forma de vida conyugal, de manera especial, cuidarnos del machismo del hombre y el feminismo de la mujer.

Padres e Hijos

“Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4).

"Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa…" (Efesios 6:2).

El mandamiento es simple. Los hijos deben de obeder a sus padres. Esto no solamente significa que los hijos tienen la responsabilidad de obedecer, sino que los padres tienen la responsabilidad de enseñarles a sus hijos la obediencia, uno de los trabajos más importantes del padre.

Los padres en verdad tienen la oportunidad de provocar la ira a sus hijos por medio de una actitud severa y crítica la cual atormenta al hijo en lugar de entrenarles. Pero los padres cristianos nunca debieran de ser así.

Este tipo de paternidad dura, de la cual Pablo habla en contra, le da una innecesaria justificación a la rebelión natural del hijo.

Empresarios y Empleados

Líderes y Siervos

"Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos" (Colosenses 4:1).

"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios…“(Efesios 6:5-6).

Hermanos e Iglesia

"Que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado" (1 Tesalonicences 4:1-6).

"…Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros" (Colosenses 3:13).

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete" (Mateo 18:21-22).

"Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe" (Gálatas 6:10).

Los amos debían proveer lo que era justo y recto. De la misma manera hoy, los empleadores deberían pagar salarios dignos y tratar a sus empleados con justicia. Y los líderes deberían cuidar de los que trabajan voluntariamente y no abusar de ellos. Si usted tiene responsabilidad ante otros, asegúrese de hacer lo que es justo y recto, porque deberá dar cuenta a su Amo Celestial.

El amor, buen trato, empatía, perdón, son sólo algunas caracteríticas de la disciplina piadosa entre creyentes; exhibir una conducta "piadosa" ante la sociedad, pero desastrosa con nuestros hermanos en la fe, es solo apariencia de piedad.

Las buenas relaciones no son opcionales; ellas nos permiten desarrollar nuestro potencial como Dios quiere y a convivir más efectivamente en la verdad de Dios.