Libertado del miedo para dar con generosidad.

“Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:12-13 (NVI).

Así como Pablo, el autor de estas palabras, he vivido épocas de necesidad y de abundancia. Cuando el dinero era escaso, esto era un pensamiento constante en mi mente: "¿Cómo voy a hacer para llegar hasta el fin del mes?" "Si ese misterioso ruido de mi automóvil llegase a costar algo, ¿puedo permitirme arreglarlo?" "Sé que dije que ayudaría a mi amigo mañana, pero quizá debería tomar más bien ese turno extra en el trabajo ...".

Incluso en épocas de abundancia, las preocupaciones persisten. "¿No debería centrarme en ahorrar lo que tengo para el futuro en lugar de regalarlo ahora?" "Si hago un sacrificio, ¿me quedaré atrás con respecto a mis compañeros?".

Todo se reduce a la misma preocupación de que lo que tengo no es suficiente. Aunque no sepa lo que significa "suficiente", me sigue preocupando no tenerlo.

El dinero puede tener un verdadero poder sobre nosotros, y muchas veces me ha hecho ser ciego a lo que ya tengo. La generosidad devuelve este poder a Dios, permitiéndome ver con claridad y creatividad los dones que Dios me ha dado. Puedo dar libremente mi tiempo, mis habilidades, mi amor y mis oraciones sin preocuparme de si seré atendido. Incluso en épocas en las que el dinero es escaso, la disciplina de dar de lo poco que tengo me recuerda que no me sostengo por mis propios esfuerzos, sino por la provisión de Dios en mi vida.

El miedo me mantiene centrado en mis propios problemas. Filipenses 4:12-13 me recuerda que, al contentarme con Dios, soy libre para entregarle mis miedos y, en su lugar, identificar cómo puedo servir mejor a los que me rodean. Esta cita del equipo de liderazgo de la Iglesia de San Basilio en Devon lo capta perfectamente: “La generosidad hace con el dinero lo que el Sabbat (día de descanso) hace con el tiempo. La disciplina espiritual de dar restringe el poder destructivo del dinero y libera su potencial redentor".

¿Por qué no tomas unos minutos para pedirle a Dios que te revele dónde el miedo está ahogando tus oportunidades de ser generoso? Dale las gracias por los momentos en los que has experimentado Su generosidad contigo en el pasado y deja tus ansiedades a los pies de la cruz.