El amor de Dios permanece para siempreEjemplo

Lo único que perdura

Apuesto a que lo que te rompe el corazón, quizás más que nada, es cuando algo no dura para siempre. Como cuando finalmente tienes un poco de dinero en el banco, pero luego... ¡ding!, la lucecita del tablero se ilumina porque esa parte costosa de tu automóvil no duró para siempre. O cuando el chico con el que estabas saliendo, el tipo que parecía tan perfecto, tan dulce, tan comprometido, no duró para siempre. O cuando estabas avanzando con tu salud mental, manteniéndote positivo y fuerte, pero luego las cosas volvieron a donde estaban. La salud mental, el matrimonio, nuestra propia moral, el problema desgarrador es el mismo: Nada parece durar para siempre.

Pero, por eso, me encanta el capítulo más repetitivo de toda la Biblia: el Salmo 136. Comienza: "¡Alabemos al Señor, porque él es bueno! ¡Su misericordia permanece para siempre!" (versículo 1). En caso de que no lo hayas captado la primera vez, el escritor de los salmos continúa repitiendo "su misericordia permanece para siempre"; ¡no una ni dos veces, sino 25 veces más!

¿No es eso lo mejor? Cuando la batería de tu automóvil se agota, el amor de Dios permanece para siempre. Cuando tu familia no es tan perfecta como lo pediste, el amor de Dios permanece para siempre. Cuando la ansiedad se apodera de tu corazón, el amor de Dios permanece para siempre. Podría continuar (¡como el salmista!), pero se supone que estas devociones deben caber en una página.

Solo recuerda que Dios es bueno hoy. ¿Por qué? Porque su amor permanece para siempre.