Mantente Firme Muestra

Defender y oponerse

Los cristianos han sido acusados, durante mucho tiempo, de estar en contra de las cosas. Somos culpables de los cargos. Basándonos en la Palabra de Dios, nos oponemos al asesinato de niños no nacidos y a cualquier estrategia que lleve a los adolescentes a cuestionar su identidad sexual. Nos oponemos al racismo y a la injusticia, al abuso de sustancias, al tráfico sexual y a la pornografía. Nos oponemos al maltrato de cualquier persona. Nos oponemos a la perversión del Evangelio. Cuando te mantienes en la Palabra de Dios, te enfrentas al reino de las tinieblas en todas sus formas.

Pero no te equivoques: defendemos más de lo que nos oponemos. Defendemos la rectitud, la justicia, la integridad, el amor y la vida. Defendemos el poder y la persona del Espíritu Santo. Defendemos a Jesús como el Camino, la Verdad y la Vida. Él es el Hijo del Dios vivo. Es nuestro Salvador, nuestro Redentor. Él regresará.

Cuando te mantienes firme en la Palabra de Dios, todo el infierno se volverá contra ti, pero tú puedes cambiar el mundo. Hace poco más de 500 años, Martín Lutero se vio envuelto en una gran controversia debido a que enseñaba y escribía solo por la gracia, solo por la fe y solo por la Palabra de Dios. En abril de 1521, fue llamado a una asamblea en Worms, Alemania. Ante el emperador, varios altos funcionarios de la iglesia y muchos otros, Lutero fue presionado para que se retractara. Pusieron sus libros sobre la mesa y le preguntaron: «¿Crees en lo que se encuentra aquí?». El dio un discurso sorprendente porque era muy inteligente. No respondió a su pregunta, sino que explicó lo que había estado descubriendo en la Biblia. Tuvo mucho cuidado de no decir demasiado. Al día siguiente, le hicieron volver y le preguntaron de nuevo. Volvió a predicar. Exasperados, le gritaron: «¿Te retractas de lo que hay en estos libros, o no?». Él respondió: «Mi conciencia es cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, pues no es seguro ni correcto ir contra la conciencia. Esta es mi postura. No puedo hacer otra cosa. Que Dios me ayude, amén».

Lutero fue atacado desde ese momento. Se le llamó hereje. Se enviaron órdenes de arresto contra él. Tuvo que enfrentarse a los poderes del infierno y a los demonios de las tinieblas, pero permaneció en la Palabra de Dios y cambió el mundo.