Cómo Leer El ApocalipsisMuestra

Ahora el Cordero aparece en el Monte de Sion, acompañado de un coro con 144.000 miembros, quienes cantan un cántico nuevo. Estos 144.000 no solamente son castos, sino que también dan testimonio verdadero, pues «su boca no dice mentira». Son «mártires» en el sentido original del término, testigos verdaderos de la obra del Cordero.

La escena continúa: a la orilla del mar se encuentran el dragón y las dos bestias; en el Monte Sion está el Cordero. Y ahora aparecen tres ángeles uno tras otro, cada uno de ellos anunciando algo relacionado con el juicio final sobre la tierra.

El primer ángel vuela «en medio del cielo» –es decir, en un lugar visible a toda la tierra– proclamando «el Evangelio eterno». El contenido de este Evangelio es que todos deben adorar al único Dios Verdadero, creador de todas las cosas.

Un segundo ángel aparece. Ahora el mensaje es el anuncio de la caída de Babilonia. Por primera vez en todo el libro aparece ahora esta «Babilonia», que es en realidad un modo velado de referirse a Roma.

Entonces aparece un tercer ángel. Si el primer ángel proclamó el Evangelio y anunció el juicio y el segundo declaró la caída de Roma, el tercero proclama que todos los que adoren a la bestia serán condenados. Este anuncio plantea una alternativa clara: hay que adorar a la bestia o al Cordero; pero también hay que saber que la derrota de la bestia ya ha comenzado y es inevitable.

Luego cambia la escena. En lugar del Cordero, Juan ve a «uno semejante al Hijo del hombre». Este es un título que, siguiendo a Daniel 7:13-14, los cristianos usaban para referirse a Jesús como quien tendrá autoridad en el juicio final.

Como veremos en esta sección, la cosecha es doble, pues incluye trigo y uvas. El trigo representa a los fieles, quienes pertenecen a Cristo; y las uvas representan a quienes adoran a la bestia. Toda la humanidad cae en uno u otro de estos dos grupos.

Pero la visión no termina ahí. Al contrario, los capítulos que siguen continúan hablando acerca de la ira de Dios sobre la tierra. Una vez más, el Apocalipsis nos muestra que no es un programa cronológico de los acontecimientos finales. Aquí vemos el juicio ya completado, la cosecha recogida y los malos castigados. Pero en los capítulos que restan los malos estarán todavía sobre la tierra, adorando a la bestia y haciendo sus fechorías.