Cómo Leer El ApocalipsisMuestra

Los santos y los ejércitos celestiales alaban la justicia de Dios. La destrucción de Babilonia es una acción justa, puesto que Babilonia les ha dado muerte a los santos, y su destrucción es la reivindicación de la sangre de esos santos. Parte del mensaje del Evangelio es la palabra de la cruz. Los santos no tomaron venganza. Sufrieron y murieron en aparente debilidad. Ahora la ira de Dios ha venido, y Su acción es justa.

La narración continúa avanzando. Juan tiene una visión breve, pero importante de la victoria que tendrá lugar tras la caída de Babilonia, es decir, en un futuro no corrompido por el pecado. La imagen del pueblo de Dios como esposa de Dios aparece frecuentemente en las Escrituras. Esto es lo que le da un poder especial a la imagen de la ramera, pues representa todo lo contrario a la fidelidad a la alianza del matrimonio y por tanto también a los requerimientos de la alianza o pacto con Dios. Este simbolismo de la fiesta de bodas es importante también porque anuncia un nuevo grado de unión que ha sido prometido pero que todavía no ha tenido lugar. También señala el carácter íntimo y permanente de la unión que ha de seguir a la fiesta.

Termina el interludio placentero y volvemos al tema de la destrucción y al campo de batalla. El jinete que cabalga sobre un caballo blanco desciende del cielo a fin de luchar con la bestia. Es importante señalar el arma que el jinete lleva y con la que conquistará a sus enemigos: de su boca sale una espada que no es otra cosa que la Palabra de Dios. La única arma que importa es la Palabra de Dios. Los caballos y carros de guerra, los ejércitos y las armas de destrucción masiva, los poderes económicos y políticos de toda suerte, todos estos son como nada ante la Palabra de Dios. Las armas de Babilonia aparecen terribles, pero no pueden permanecer ante el ímpetu de la Palabra de Dios.

Mientras se invita a los santos al banquete de bodas del Cordero, también se proyecta otro banquete. Este es un terrible festín del que nadie quisiera participar. La invitación la hace un ángel, y se dirige a todas las aves de presa que vuelan por los cielos. La comida en ese festín consistirá en los cuerpos de los reyes y capitanes, de caballos y ejércitos, que se habían reunido para batallar contra el jinete que cabalga en el caballo blanco.