La definición del amorMuestra

Hijos amados

Cuando los estudiantes de la escuela secundaria cristiana del área en mi ciudad se dirigen a sus automóviles todas las tardes, les llama la atención un pasaje de la Biblia. «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados» (Efesios 5:1). Esas palabras están grabadas encima de la puerta de salida, elevadas para que todo ojo adolescente pueda verlas.

Por mucho que me guste el desafío de la primera frase (imitar al Dios del amor), adoro las palabras finales aún más. Nosotros somos «hijos amados». Ya era increíble ser llamados hijos de Dios. Aún más increíble ser llamados hijos amados de Dios. ¡Pero Pablo insiste en que los cristianos somos hijos amados! ¡Esa es la verdad más increíble de todas!

El amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu se desborda y brota en nuestras vidas. De la misma manera, Dios quiere que nuestro amor mutuo se desborde por las puertas de la iglesia e inunde nuestras comunidades, escuelas y lugares de trabajo. Pablo instó a los cristianos de Éfeso a hacerlo y hoy nuestro llamado sigue siendo el mismo.

Imitar el amor de Dios no es una actividad pequeña, pero afortunadamente tenemos una identidad sólida a través la fe en Jesús. Somos los hijos amados de un Padre glorioso que está en el cielo.