Seguir a JesúsEjemplo

Sigue a un líder que valga la pena

¿Le gustaría que un cirujano lo operara a medias? ¿Le gustaría que una abogada lo representara si ejerciera el derecho a medias? ¿Quisiera que sus hijos tuvieran profesores a quienes no los entusiasman mucho los niños?

Tampoco valdría la pena seguir a un Salvador que lo salvó a medias.

Afortunadamente, Jesús no lo hizo a medias.

«Se acercaba el tiempo en que Jesús había de ser recibido arriba, así que resolvió con firmeza dirigirse a Jerusalén» (Lucas 9:51).

Cuando este versículo dice que «[Jesús] resolvió con firmeza dirigirse a Jerusalén», literalmente podría traducirse: «Él fijó su rostro en Jerusalén». En otras palabras, estaba absolutamente decidido a llegar allá. ¿Por qué? ¿Qué iba a pasar en Jerusalén?

Él iba a morir y tú ibas a ser perdonado.

Él iba a sufrir y a ti se te iba a dar un lugar en el cielo.

Él iba a ser castigado por los pecados tuyos y se te iba a dar el derecho de caminar por la vida sabiendo todos los días que tu Padre celestial te sonríe.

Jesús no nos salvó a medias. Él se comprometió totalmente. Él puso vida y corazón en su misión de perdonar al mundo entero.

Ese es el líder al que vale la pena seguir.

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