Escuchando a Dios en tiempos de crisisMuestra

El llamado a la unidad

¿Qué barreras o fronteras nos están separando de otros Cristianos o de otras partes de la Iglesia? ¿A qué nos podría estar llamando Dios para hacer al respecto? ¿Cómo afectaría esto a un mundo lleno de personas heridas que necesitan a Jesús?

El mundo ve a Jesús con más claridad cuando los Cristianos están unidos. La unidad es la médula de nuestra fe. Creemos en un Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hay unidad en la Trinidad. La división, por otro lado, ha sido la maldición de la humanidad desde que Adán y Eva cayeron en pecado.

En Juan 17, ¿Qué fue lo principal por lo que Jesús oró? La unidad. Jesús oró por la unidad con el fin de que el mundo creyera. En otras palabras, si la iglesia no está unida, el mundo no creerá. Si estamos tratando de alcanzar a las personas, ellos no creerán si no estamos unidos.

Tengo un amigo que no es Cristiano, y me dijo: “Los Católicos y los Protestantes me parecen exactamente iguales. Ambos tienen iglesias. Ambos dicen el ‘Padre Nuestro’. Pero mientras se pelean entre sí – por lo que sea que se estén peleando – no me interesa”. Creo que hay muchísimas personas allá afuera que piensan, “No me interesa, ni siquiera pueden ponerse de acuerdo entre ellos sobre lo que creen.”

Por eso, Jesús oró que fuéramos uno para que el mundo creyera. Él sabía que la falta de unidad aleja a las personas y les impide creer. Debemos recordar que la unidad es muy atractiva, y que así debe ser la Iglesia.

Un día, habrá unidad perfecta en la Iglesia delante del trono de Dios. Vemos esto en Apocalipsis 7:9-10 donde dice: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Las diferencias y la diversidad no se eliminan; se celebran porque son hermosas.

Jesús nos enseñó a orar, “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mateo 6:10 RVR1960). Entonces, ¿Cuál es la voluntad de Dios en el cielo? Que todos adoremos en unidad ante Su trono. Esta es nuestra tarea: la unidad entre las diferentes partes de la Iglesia, entre diferentes denominaciones y diferentes iglesias. Cuanto más se parezca la Iglesia en la tierra a la Iglesia en el cielo, más eficaz será.