El Espejo CorrectoMuestra

No olvides quien eres.

Antes de que leas lo siguiente, pon en modo selfie tu celular y obsérvate durante 5 segundos. Ahora responde estas preguntas: ¿Cuántos lunares tienes? ¿Cuántas arrugas? ¿Cuántas pecas? Si no pudiste responder, es porque no duraste el tiempo suficiente frente a la cámara. Y esto responde lo que leemos en Santiago 1:23 y 24

“¿Pero sed hacedores de la palabra y no solamente oidores, engañándonos a vosotros mismos? Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo y se va, y luego olvida cómo era.”

Muchas veces el problema es que olvidamos quienes somos. ¿Te has sentido triste, solo, frustrado, decepcionado, preocupado? ¿Alguna vez te has enojado y desesperado porque no ves que las cosas cambien? Si respondiste sí, necesitas verte en el espejo de la gracia.

La ley mostraba todas nuestras debilidades y nos recordaba que todo era limitado, pero cuando volvimos a nacer, Dios nos plantó en un nuevo pacto, en el que se trata de recibir y vivir a partir de los logros de Jesús. Cuando olvidamos que somos hijos, renegamos, nos enojamos, nos entristecemos, pero cuando recordamos quienes somos, todo cambia.

1 Samuel 17 narra la historia de cuando David venció a Goliat, esa victoria no se trataba de su estatura o conocimiento, sino de las conclusiones que David tenía de si mismo. Cuando te reflejas en el espejo correcto, comienzas a descubrir quién es Dios y quién eres tú, lo que nos muestra que si tienes conceptos pequeños respecto a Dios, también te verás pequeño a ti mismo. Cuando David iba a enfrentar a Goliat dijo “quién es este incircunciso”, no le impactó su altura, porque él sabía que Dios es sobretodo y desde esta conclusión enfrentó la situación. Los conceptos que tienes de ti, hablan de lo que crees respecto a Dios, si tienes tu biblia a la mano, ponla frente a ti. ¡Ese es tu espejo!

Todo lo que encuentras respecto a Cristo eso mismo eres tú, y si llegas a sentirte menospreciado, fracasado o cualquier otra cosa, solo vuelve y quédate el tiempo suficiente frente al espejo, hasta que los pensamientos respecto a ti mismo cambien y se alineen a la verdad que en Cristo se ha establecido, porque tú eres la persona que Dios dice que eres.