Esperar en DiosMuestra
En espera de la lluvia
El ministerio del profeta Elías fue interesante y muy dramático. Tan dramático, que sus días en la tierra terminaron cuando un carro de fuego vino desde el cielo a buscarle. Este fue un gran hombre de Dios que siempre tenía palabra de Dios para darle al pueblo. Dios siempre lo respaldó, a pesar de sus flaquezas y debilidades. Santiago nos lo confirma cuando dice:
“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.” Stgo. 5:17
La historia alrededor de esa sequía se encuentra en 1 de Reyes 17 y 18, pero quiero que nos enfoquemos en el momento en que Elías predijo que iba a llover. No había una sola nube en el cielo, no había brisa alguna de lluvia, pero Elías le dijo al rey Acab que se fuera a su casa “porque una lluvia grande se oye.”
Entonces, comenzó una espera en la que el criado de Elías tuvo que ir a mirar hacia el mar siete veces buscando indicio de lluvia en el cielo, mientras el profeta esperaba postrado de rodillas. En seis ocasiones fue y volvió diciendo: “no hay nada.”
Así nos pasa en ocasiones, oramos y oramos y no vemos nada. Buscamos una señal, una muestra de que nuestra respuesta ya viene, pero volvemos con el mensaje de que no hay nada. No hay una sola nube que anuncie la llegada de nuestra respuesta. ¿Qué hacer? Imaginemos a Elías levantándose enojado porqueno sucedía nada. Gracias a Dios, no fue así, y la séptima vez el criado volvió diciendo: “Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar.”
Visualicemos esa nube, tan minúscula tan insignificante, pero siendo el inicio de “una gran lluvia.” Elías no le dijo a su criado, vamos a esperar a ver qué pasa, no nos ilusionemos, puede ser que sea sólo eso, una pequeñísima nube. No, por el contrario, Elías se puso de pie y de inmediato envió un mensaje al rey para que se preparase por la gran lluvia que vendría.
Esta historia de fe nos ayuda a seguir creyendo, a seguir esperando, a seguir orando. El salmista decía: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.” Sal. 40:1En algún momento aparecerá nuestra nubecita para dejarnos saber que Dios está obrando. Mientras tanto, que no decaiga nuestra fe, sigamos creyendo a nuestro Dios, porque sea que veamos o no esa nube, la verdad es que, como dice la canción: “Aunque no pueda ver, estás obrando.”
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Escrituras
Acerca de este Plan
Tener la paciencia para esperar es una de las cosas más difíciles que enfrentamos en la vida. Queremos las cosas en nuestro tiempo y cuando entendemos que las debemos recibir. La impaciencia se apodera de nosotros cuando no ocurren las cosas como queremos y cuando queremos. En este plan reflexionaremos sobre el bien que nos hacemos a nosotros mismos cuando confiamos en la sabiduría de Dios y esperamos en Él.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://facebook.com/GrettchenStage